Hoy en día, Cristina Pedroche vive un momento de madurez personal y profesional que muy pocos imaginaban cuando empezó. Convertida en una de las comunicadoras más influyentes de España, la presentadora de Vallecas disfruta de una vida que combina televisión, emprendimiento y maternidad. Junto a su pareja, el chef con estrella Michelin Dabiz Muñoz, la llegada de su hija Laia en 2024 cambió por completo sus prioridades, pero no su esencia. Cristina sigue siendo esa mujer que no pide permiso para mostrarse real, con luces y sombras, y que defiende la autenticidad por encima de cualquier opinión externa.

Y es que, desde el primer momento en que anunció su embarazo, Cristina Pedroche decidió contarlo todo. Sin filtros. Sin postureo. Mostrando vídeos y fotografías de su barriga, de su lactancia y, sobre todo, de su evolución física en el postparto. Algo que, como era de esperarse, desató un tsunami de comentarios: admiración para unos, críticas feroces para otros.

Cristina Pedroche i Dabiz Muñoz   Instagram (2)
Cristina Pedroche i Dabiz Muñoz Instagram

La explosión mediática tras su maternidad

La influencer se convirtió en tema de debate en redes sociales. Mientras muchas mujeres agradecían su sinceridad y su forma de visibilizar la maternidad real, otros usuarios la atacaban sin piedad. Criticaron que enseñara demasiado, que mostrara su cuerpo a los pocos días del parto, que se recuperara “demasiado rápido”. Comentarios cargados de rabia y envidia que ignoraban un hecho evidente: Cristina llevaba años cuidando su cuerpo con deporte y hábitos saludables. No fue magia, fue disciplina.

La realidad es que Cristina Pedroche nunca ha buscado gustar a todos. Ella comunica. Genera conversación. Descoloca. Y eso molesta a quien prefiere a las mujeres calladas y discretas. Cristina no entra en ese molde.

Las fotos de antes: cuando nadie la conocía

Lo que muchos haters parecen olvidar es que Cristina Pedroche siempre fue así. Antes de su salto a televisión, antes de las Campanadas y antes de que su nombre fuese tendencia nacional, ya trabajaba posando ante una cámara. Hizo sesiones fotográficas con estilismos atrevidos, con ropa ajustada y con una actitud explosiva que desbordaba seguridad. Algunas de esas imágenes, calificadas por Internet como “fotos prohibidas”, siguen circulando hoy. Un recuerdo de que Cristina nunca tuvo miedo de enseñar su cuerpo ni de romper reglas.

Cristina Pedroche en lencería
Cristina Pedroche en lencería

Y aunque algunos intentan usar esas fotos para atacarla, lo único que hacen es confirmar algo evidente: Cristina lleva años siendo dueña de sí misma.

Así pues, Cristina Pedroche no se esconde, no se disculpa, no se frena. Lo hizo entonces. Lo hace ahora. Porque su mejor arma siempre ha sido la autenticidad.