Ben Affleck ha decidido cortar por lo sano. En un movimiento que mezcla despecho, urgencia emocional y una necesidad imperiosa de pasar página, el actor ha puesto en venta —y a la baja— la fastuosa mansión de Beverly Hills que compartía con Jennifer Lopez. La misma propiedad que en su día simbolizaba el renacer de su historia de amor, hoy se ha transformado en un recordatorio lujoso, pero incómodo, de un vínculo que ya no quiere recordar.
La residencia, adquirida en mayo de 2023 por 56,5 millones de euros, fue el último gran paso que dieron juntos antes de que el cuento de hadas se desmoronara. Doce habitaciones, veinticuatro baños, piscina infinity, gimnasio de élite, cine privado y hasta una caseta de vigilancia. Un verdadero palacio contemporáneo, diseñado no solo para el confort, sino para proyectar al mundo la idea de una pareja consolidada. Pero como muchas cosas en Hollywood, las apariencias duran lo que un suspiro.
Ben Affleck busca romper el último lazo con Jennifer Lopez, aunque cueste millones
Tras anunciar su separación, ambos intentaron vender la casa discretamente por 60,4 millones de euros, una cifra superior a la que habían pagado. Al no recibir ofertas jugosas, decidieron subir aún más el precio hasta los 63,3 millones, como si de una subasta emocional se tratara. Pero la estrategia no funcionó. La única oferta seria que recibieron —59,5 millones de euros— fue descartada sin miramientos.
Ahora, la decisión de Ben es radical: aceptar una venta por 55,8 millones, es decir, menos de lo que pagaron. Una pérdida directa de 800.000 euros, a repartir entre ambos. Pero el panorama se complica aún más: el famoso “impuesto de mansiones” en Los Ángeles podría sumar otros 3 millones en gastos, convirtiendo la operación en una verdadera calamidad financiera. ¿Le preocupa a Affleck? Fuentes cercanas al actor aseguran que, “para Ben, perder un par de millones es un precio insignificante por cerrar ese capítulo. Solo quiere deshacerse de ella, es el último vínculo que queda”, priorizando así su bienestar psicológico sobre la inversión.
La mansión de Beverly Hills: el símbolo incómodo de una relación que ya es historia
Para Ben Affleck, esta venta no es un simple trámite inmobiliario. Es un acto simbólico, un gesto público de ruptura definitiva. No quiere remodelaciones, ni negociaciones, ni rentas millonarias. Quiere borrar el capítulo JLo de su vida, y cuanto antes mejor. El actor, que ha sido visto recientemente sin su anillo de bodas y con semblante sombrío, no quiere arrastrar la mansión como si fuera un fantasma en su nueva etapa personal.
Y es que lo que comenzó como un sueño compartido en Beverly Hills, terminó siendo un escenario vacío, con habitaciones que ya no escuchan risas ni promesas, sino el eco del desencanto. La misma propiedad que fue testigo de la supuesta segunda oportunidad entre Ben y Jennifer, ahora se vende como un mueble viejo, aunque cueste una fortuna. La venta marca lo que probablemente será el acto final del romance más mediático de los últimos años.
Mientras Jennifer Lopez continúa con su agenda de compromisos y proyectos, Ben Affleck parece decidido a reescribir su narrativa en solitario, dejando atrás tanto las portadas rosas como los recuerdos revestidos de mármol italiano. Y aunque para muchos la pérdida económica sería un golpe difícil de digerir, para Ben parece ser una inversión emocional: pagar con tal de recuperar su tranquilidad.