El cantante argentino Andrés Calamaro ha acabado por confirmar lo que hace tiempo que se intuía: es un simpatizante más de la extrema derecha. El autor de hits como "Estadio Azteca" o del celebrado disco "Honestidad Brutal" ha compartido una publicación en Facebook en el que analiza los debates electorales, llegando a la conclusión de que "prefiero el vértigo de los patriotas y reaccionarios, a su manera me representan más que los moderados", en una clara alusión a Vox.

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"Más se perdió en Argentina", dice el artista reconvertido en consultor político, que hace unos años abandonó su moderación política a raíz de la prohibición de los espectáculos taurinos en Catalunya, abrazando posiciones intransigentes hacia el secotr de la sociedad que estaba de acuerdo con la abolición del espectáculo (de maltrato) animal. Ahora, sus referentes son el filósofo (y experto en todo tipo de experiencias con las drogas) Antonio Escohotado, declarado simpatizante de Ciudadanos, el intelectual y máquina sexual Fernando Sanchez Dragó o un torero como José Antonio Morante, el de la Puebla, acérrimo seguidor de la formación de Santiago Abascal. La posición de Calamaro ha trastornado a sus seguidores: Muchos lo idolatran y no cuestionan sus actuales salidas de tono, pero muchos otros están pensando ya en cómo deshacerse de su colección de discos.

Se nota que Calamaro hace tiempo que no vive su mejor momento como creador, y tiene mucho tiempo libre para dedicarlo a otros quehaceres. Quizás haría bien en intentar reconducir su carrera, marcada por los descalabros creativos, los himnos generacionales y un currículum de excesos con diferentes sustancias que quizás son la razón de su deriva política. Una lástima, pibe. Hasta más verdadero.