Durante muchos años, la salud mental fue considerada como un tabú o un tema irrelevante para la sociedad. Por fortuna, en los últimos años varias personalidades de renombre se han encargado de visibilizar esta problemática que afecta a gran parte de la población mundial, dado que los trastornos relacionados con la ansiedad y la depresión no distingue de razas, clase social y sexo. Por esta razón, la ganadora de Operación Triunfo, Amaia Romero, de 23 años, ha querido compartir con sus fans uno de sus más grandes secretos.

La cantante, después de consagrarse como la ganadora de OT, sintió una gran felicidad por haber logrado a tan corta edad uno de sus mayores sueños. Sin embargo, todo el estrés generado por el show, su participación en Eurovisión y los comentarios desalentadores de algunas personas, le terminaron causando algunos problemas psicológicos debido a la inestabilidad de sus emociones.

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Amaia Romero/ Agencia

La artista ha querido contar su historia en el programa “Salvados”, de La Sexta, en el que abordó con sinceridad toda su experiencia con relación a la salud mental. “Desde que terminó Operación Triunfo estuve un año sin ser consciente de lo que me había pasado y de lo que me estaba pasando en ese momento. Un poco dejándome llevar, como con el cerebro en otro sitio, yo hacía lo que me decían”, confesó.

Durante esa etapa de confusión, la cantante decide mudarse a Barcelona, y en ese momento todo empeoró, llegando a considerar alejarse de la música por un tiempo. “Yo era una persona que había querido siempre dedicarse a la música y luego me di cuenta de que eso no era como creía que iba a ser. No me apetecía quedar con gente, no me apetecía salir de casa... estaba desganada con todo, no entendía por qué, porque yo nunca había sido así", indicó Amaia, quién no entendía en ese momento que era realmente lo que le estaba ocurriendo.

La situación no mejoraba para ella, ya que seguía sintiéndose sin ganas de nada a pesar de tener todo lo que hubiese deseado. La cantante admitió que consideraba que no tenía motivos para sentirse infeliz, por el hecho de que estaba en “una situación privilegiada”; un error común de las personas que desconocen que la depresión y la ansiedad puede atacar a cualquier persona, aún cuando sientan que están en un buen momento en sus vidas. Amaia no podía lidiar más con la incertidumbre y se refugió en su hermano, quien le aconsejó llamar a un psicólogo para entender su situación: “Ir al psicólogo no te soluciona nada, pero te hace consciente de las cosas”, contó la artista.

Luego de varias sesiones, se pudo determinar que su perfil encaja con el “síndrome del impostor”, que está relacionado con el temor excesivo de decepcionar a alguien "cuando iba al estudio a componer con artistas siempre me sentía pequeña, con miedo a que se dieran cuenta de que no valgo o a decepcionar", reveló la cantante. Afortunadamente, este síndrome puede ser tratado con una terapia adecuada que la ayudará a poder manejar sus emociones.