Lucía Bosé falleció en marzo de 2020, en plena pandemia. Su mítica casa azul, escenario de un pequeño pueblo de Brieva, en Segovia, se ha convertido en el lugar más fotografiado. La tonalidad de la fachada y las historias que se esconden tras esas paredes encandilan a cualquier turista. Sin embargo, más allá de hacer cuatro fotos desde el exterior, la casa donde la italiana pasó sus últimos años no apasiona a compradores. Lleva un año en venta y no encuentra comprador.

Sus familiares pusieron a la venta la pintoresca propiedad un año después del fallecimiento de la artista. En un primer momento se vendía por 430.000 euros. Sin embargo, debido a la alta expectación que generó se decidió aumentar el precio en un 15% hasta llegar a los 495.000 euros, una cantidad muy lejana a la actual.

Lucía Bosé en la casa azul efe

Lucía Bosé / EFE 

Tan solo un mes después de anunciarse la desorbitada cifra, la familia decidió bajar el precio a los 450.000 euros. Unas semanas más tarde cayó hasta los 405.000 euros. Durante los siguientes meses la vivienda podía adquirirse por 395.000 euros, y ahora ya se vende por 375.000 euros. Así que su valor ha descendido en 120.000 euros respecto a su valor inicial en abril de 2021.

Se intentó alquilar la casa como alojamiento turístico 

La familia Bosé pensó en un ‘plan B’ si se daba esta situación, pero tampoco ha tenido éxito. El pasado verano ofrecieron la vivienda como un alojamiento turístico. Fue Alma Sofía Villalta, de 25 años, nieta de Lucía Bosé, quien decidió sacarle rendimiento de esta forma mientras la casa encontraba comprador. El alquiler se situó en 459 euros la noche y pedía como requisito un mínimo de estancia de dos noches. Sin embargo, parece que a esos precios no encontró tampoco dueño temporal para pasar unos días de vacaciones. Se salía del presupuesto de la mayoría de bolsillos. Así que no tardaron muchos días en retirarla de la aplicación.

Lucía Bosé casa azul efe

Casa Lucía Bosé / EFE 

El pasado mes de agosto la vivienda también desapareció del portal Idealista dando a entender que había sido vendida. Sin embargo, poco después volvió a aparecer.

De esta forma la propiedad todavía es de la familia Dominguín-Bosé. Está repleta de arte y detalles. Pintada del color favorito de Lucía, el azul. Cuenta con luz natural y está repleta de madera. Le da un aspecto de amplitud con su aire rural. En el interior encontramos cinco baños y cinco dormitorios.

El chalet de la italiana se sitúa a poco más de 100 kilómetros de Madrid, próxima a la ciudad de Segovia y cerca de otras poblaciones como Turégano, Pedraza y Torrecaballeros. Consta de 420 metros cuadrados que se distribuyen en tres plantas y una parcela de 300 metros cuadrados

En la planta baja encontramos una cocina abierta y un amplio salón con chimenea, acceso a un patio interior cubierto donde se sitúa el comedor. En esta misma planta se encuentra la habitación más grande con baño, un lavabo y un patio multiusos.

En la siguiente planta encontramos la zona de descanso, con tres dormitorios y un baño cada uno. El principal incluye un vestidor. En la planta de arriba una buhardilla con sala de juegos.

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