Como actor, pocos intérpretes hay en este país que tengan el talento inconmensurable que tiene al grandioso Pep Cruz. La lista de obras, series y películas donde ha regalado su arte es infinita. En la pequeña pantalla, personajes inolvidables en series como Oh, Europa!, Oh, Espanya, Arnau, Tot un senyor, Ventdelplà, La memòria dels cargols, Gran Nord o Nit i dia.  En cine lo hemos podido ver en El amante bilingüe, Los mares del sur o Si te dicen que caí. Y encima de los escenarios, quién puede olvidar obras como Cyrano de Bergerac, Flor de nit, Otel·lo, Pigmalió, Florido Pensil, Les variacions Goldberg, El rei Lear, Antígona, La vampira del Raval o Mar i Cel.  Aparte, sin embargo, de su trabajo como actor, los que lo conocen de cerca, los que lo rodean y han formado parte de su círculo de confianza, siempre explican de él dos características: tiene la sana costumbre de hacer y decir lo que le sale del moño y por otra parte, tiene una bondad que no se la acaba. Amigo de sus amigos, siempre dispuesto a luchar y dar la cara por la gente a la que quiere, el bueno de Pep lo ha hecho toda la vida... En vida de su gente y cuando desgraciadamente ya no están entre nosotros. Pero no por este motivo ha dejado de emocionar y tener un recuerdo vivísimo de la gente que le tocaba el corazón.

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Pep Cruz

Dos de las personas que más quiso (y más quiere) Pep Cruz son dos personas que ya hace años que desgraciadamente nos dejaron. Dos actores maravillosos, uno de ellos, además, una de las voces más prodigiosas y emblemáticas de la música de nuestro país. Hablamos de Norbert Íbero y Carles Sabater. A Norbert, que murió en el año 2011, lo recordarán de Nissaga de poder, Cyrano de Bergerac, Lorenzaccio, El misantrop, El mercader de Venècia, Enfermo Imaginario o L'hort dels cirerers. A Carles, por ser la voz y la cara de un himno catalán, el Boig per tu, por los otros temas inolvidables de Sau al lado de Pep Sala, pero también por su vertiente actoral: Sitges, Arnau, I ara què, Xènia?, Sóc com sóc, La Rambla de les floristes, Company, Els Pirates o Cyrano de Bergerac. Como todos recordarán, Carles murió en 1999 a los 36 años.

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Norbert Íbero / Europa Press
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Norbert Íbero a "Estirpe de poder" / TV3
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Carles Sabater
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Carles Sabater a "Arnau" / TV3

Uno de los rasgos característicos de Carles, más allá de su carisma, su voz, su belleza, su bondad y su talento, eran dos cosas que siempre llevaba encima, en las manos. Dos anillos que los que conocieron de cerca al cantante de Sau, seguro que recordarán. Cuando Carles murió, estos dos anillos fueron a parar a manos de su mejor amigo, precisamente Norbert Íbero. Tristemente, el actor, doce años después de la muerte de su amigo, cogió un maldito cáncer que se lo llevó a los 54 años. Antes de que eso pasara, Pep Cruz y cuatro amigos íntimos más de Íbero tuvieron un gesto conmovedor: fueron turnándose, cada uno de los cinco, para estar con él las 24 horas del día, durante los últimos cinco meses de vida que le quedaban. Al morir, Pep Cruz tuvo una idea para rendir un merecido homenaje a los dos amigos que habían fallecido y para recordarles siempre. Decidieron ir a un fundidor y encargar tres copias exactas de los anillos de Carles que después pasaron a Norbert. Y cuando tuvieron los tres anillos, los mezclaron con los dos originales en una bolsita y cada uno de los cinco amigos cogió uno al azar y se lo quedó. Ninguno de ellos sabe si lleva el original o la copia, así todos tienen la sensación que tienen uno de los originales. Este es uno de los anillos que llevaba siempre Carles, que al morir se quedó Norbert y que ahora luce orgulloso Pep Cruz:

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Carles Sabater y su anillo
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Carles Sabater y su anillo
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El anillo de Carles Sabater (después de Norbert Íbero) / Foto: Pep Cruz
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Foto del anillo de Carles Sabater (después de Norbert Íbero) en uno de los dedos de Pep Cruz / Foto: Pep Cruz
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Pep Cruz, con el anillo del Carles Sabater en su dedo pequeño / TV3

Además, tuvieron otro gesto, otro detalle maravilloso: encargaron 15 copias más para regalar a aquellos que colaboraron económicamente con Norbert Íbero cuando contrajo la enfermedad, para ayudarlo en lo que hiciera falta en los últimos meses de vida. Pues bien, recientemente, Pep Cruz emocionó a los seguidores en redes. El actor se encontraba en Madrid interpretando en el Teatro de la Abadía la obra 23-F. Anatomía de un instante, de Àlex Rigola, basada en el libro de Javier Cercas. Y una vez allí subió encima del escenario, al lado del resto de compañeros de reparto, para abordar su papel en esta obra. ¿Y cómo hizo su personaje?... Con el anillo de Carles Sabater (y después de Norbert Íbero) puesto en uno de sus dedos: "Carles Sabater, amigo, hoy tu anillo actuara en el Teatro de la Abadía de Madrid! ¡Hasta siempre! Saluda a Norbert!".

Un gesto emocionante, que tal como ha dicho el mismo intérprete para En Blau, desde que actúa desde la muerte de Norbert y se quedó uno de los anillos, siempre lo ha podido lucir. En cualquier obra. Incluso, en aquellas que por coherencia argumental o por la época ambientada, no casaba mucho con el estilo del anillo. Pero nadie le ha negado que lo pueda llevar. Al contrario, siempre le han dicho que sólo faltaría. Para que el recuerdo de dos personas como Carles o Norbert viva para siempre donde toca, encima de un escenario, cuando menos, cuando actúe su buen amigo Pep Cruz. 

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Pep Cruz, con el anillo puesto en "23-F. Anatomía de un instante"

Así que ya lo saben, cada vez que vean a Pep en un teatro, que sepan los espectadores que por mucho que sea un monólogo, una obra en solitario o una escena donde no hay ningún actor más, Pep no está solo: le acompañan Carles Sabater y Norbert Íbero, los dos, en su anillo.