En los años 90 pocos podían prever que la carrera cinematográfica de un joven y prometedor actor, Liberto Rabal, familia de uno de los grandes de los escenarios españoles, como su abuelo Paco Rabal, a estas horas estaría prácticamente finiquitada y sin augurios de volver a triunfar. Después de protagonizar Tranvía a la Malvarrosa o Más que amor, frenesí, la gran oportunidad le llegó en el año 1997 de la mano de Pedro Almodóvar. Después de que el director manchego no se entendiera con el actor que había escogido para protagonizar Carne trémula, Jorge Sanz, llamaron al nieto de Paco Rabal.

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Carne trémula

Pero lo que parecía un caramelito se convirtió en un regalo envenenado. Críticas al filme y varapalos especialmente a la interpretación del intérprete, que incluso ganó un premio YoGa a peor actor del año. Después de aquello, el camino hizo subida, mientras lo que bajaba a los infiernos era su carrera actoral, pasando por series como A las once en casa con Ana Obregón. El punto más crítico lo vivió en el año 2005, cuando él, su pareja y su hijo tuvieron que vivir con uno o dos euros al día. No le salía ningún trabajo.

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Ahora, a sus 44 años, Rabal confía en poder volver al camino de la interpretación. Papeles esporádicos en Amar es para siempre o Arrayán en el Canal Sur podrían ser el punto de salida de una segunda etapa delante de las cámaras. Pero el camino será lento. De momento, quien tiene en frente no son directores de cine sino clientes que siguen como ovejitas el camino marcado en Ikea para comprar un tiesto para las flores 'Papaja', un farolillo 'Julros', unos manteles 'Skutta' o unos estantes 'Kallax'. Porque desde hace un tiempo, Liberto Rabal trabaja en el Ikea que hay en la calle Goya de Madrid.

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Según explica La otra crónica del diario El Mundo, el actor, "vestido con el uniforme de la compañía sueca, atiende con profesionalidad a los clientes y está muy pendiente de los pedidos. No se le caen los anillos. Hay que arrimar el hombro". Le costará volver a la interpretación más que montar un mueble de los que vende, pero él no piensa desistir.