Seguro que muchos de ustedes, cuando han recibido llamadas comerciales o han hecho una a según qué empresas, habrán recibido como respuesta que les hablen en castellano. A veces, incluso, algunos catalanófobos han tenido la poca vergüenza de mostrarse especialmente poco respetuosos exigiendo que no les hablen en catalán y pidiendo de malas maneras que se dirijan a ellos en castellano. Y es que no hay que decir que por las españas hay muchos que son como la enfermera aquella de Cádiz del hospital Vall d'Hebron, que van por la vida vomitando su odio hacia nuestra lengua, "¡Put* nivel C1 de catalán!", ¿recuerdan?

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Uno de los ejemplos más paradigmáticos e indecentes de este tipo de personas que trabajan con un teléfono haciendo llamadas lo sufrió el bueno del periodista deportivo de TV3 Xavier Bonastre. Explicó que le llamaron un buen día para "Actualizar la factura de la luz". Y que al recibir la llamada, como hace siempre que descuelga, él respondió en catalán. Su interlocutor/a le dijo que le hablara "en español, tengo familia ahí pero no entiendo el catalán". Al oírlo, Bonastre le dijo un "mal", y le preguntó, en catalán: "¿Y de dónde llama?". ¿Cuál fue la respuesta que recibió? "¿Encima vacilando? Cuando te suban la luz ya hablarás en español". Y después colgó. Él lo resumía con un irónico hashtag, "#muybonito.

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Xavier Bonastre / @xbonastre

A veces, sin embargo, pasa todo lo contrario. Sorprendentemente. Como explicó Quim Monzó, que cuando recibe una llamada comercial y el operador u operadora, cuando escuchan a Monzó contestando en lengua catalana, si se le dirigen en catalán, tienen mucho ganado. El escritor revelaba su punto débil: si le hablan catalán dice que sí a todo, por la euforia y la emoción: "Me acaban de llamar por teléfono y han intentado sacarme los datos personales haciéndome la gara-gara EN CATALÁN. Me he emocionado tanto que, voluntariamente, he estado a punto de decirle el número de mi cuenta corriente", decía hace unos meses. Y hoy, quien se ha sorprendido gratamente y de manera inesperada ha sido una colega suya, la escritora mallorquina Llucia Ramis.

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Llucia Ramis / Twitter

La autora de Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys, Egosurfing, Tot allò que una tarda morí amb les bicicletes o Les possessions ha tenido que hacer una llamada a una empresa española, concretamente, a la empresa de electrodomésticos Balay, fundada en Aragón en el año 1947. Ha sido una llamada al "servicio de atención al cliente de Balay, número con prefijo de Zaragoza." ¿Y qué le ha pasado "Cuando he dicho mi nombre y código postal de Barcelona"?... Que la persona que la ha atendido al otro lado del teléfono la ha dejado de piedra, ya que "ella me ha respondido: "¿Quiere que hablemos en catalán?"... Por poco que no le saltan las lágrimas. La red, igual de positivamente sorprendida, se ha abonado:

Como recuerda un usuario, su publicidad dice aquello de "Tengo un amigo en Balay"... un amigo que habla catalán. Bravo por ellos.