Un dato alarmante: durante este mes de agosto la humanidad ya ha consumido el presupuesto energético calculado para todo el año, según los datos de Global Footprint Network, Red Global de la Huella Ecológica, centro internacional de investigación que está cambiando la manera en que el mundo gestiona sus recursos naturales y responde al cambio climático.

Con sólo ocho meses, la Tierra ya se encuentra en números rojos, ya que todo lo que queda de 2016 consumiremos a crédito porque hemos utilizado más recursos naturales que los que nuestro planeta puede generar. El día de la sobrecapacidad de la Tierra se ha movido del septiembre del año 2000 a agosto de este año.

Huella Ecológica

El concepto de la huella ecológica fue creado al principio de los años noventa por Mathis Wackernagel, cofundador y CEO de la Red Global de la Huella Ecológica.

Se trata de una manera de calcular el área de suelo que necesita cada persona para obtener todos los recursos que consume, como el agua y los alimentos, y asimilar los residuos que genera. La huella ecológica nos permite ser conscientes de las consecuencias ambientales que genera nuestra forma de vida cotidiana.

Voluntad política

Hay diferentes motivos que explican esta dinámica negativa. Uno de ellos es que hemos emitido más dióxido de carbono a la atmósfera de lo que nuestros océanos y bosques pueden absorber, y hemos talado bosques más rápidamente del que pueden reproducirse y volver a crecer.

Si aplicamos las metas establecidas por el acuerdo climático de París adoptado por cerca de 200 países en diciembre pasado, la huella de carbono necesitará disminuir gradualmente hasta llegar a cero en 2050. "El acuerdo climático de París es la declaración más sólida hasta ahora con respecto a la necesidad de reducir drásticamente la huella. En definitiva, colapso o equilibrio es una elección", dice Mathis Wackernagel. Este estudioso de la ecología propone enérgicamente "a las naciones, ciudades e individuos tomar medidas y acciones audaces para que las metas de París sean una realidad alcanzable."

Una nueva forma de vivir podría cambiar esta dinámica, pero eso pide esfuerzos. "Necesitamos más voluntad política", reclama Wackernagel.