Juan Carlos I pasará a la historia por varios motivos. Al margen de por haber sido el rey de España, también aparecerá en los libros de texto por delitos fiscales, negocios turbios y hasta por matar elefantes. Pero también por su promiscuidad y su pasión por las mujeres. Excepto a su mujer, la reina emérita Sofía, las ha ‘amado’ a todas. Algo que, en muchas ocasiones, no le salía gratis. Pagaba por la compañía de miles de mujeres. 

Un coronel retirado del Ejército, Amadeo Martínez Inglés, reveló todos estos secretos en su controvertido libro "Juan Carlos I. El rey de las cinco mil amantes", que levantó ampollas en la casa real. Las editoriales se mostraron reticentes a publicarlo debido al riesgo de represalias, pero al final, pudo ver la luz. 

El personal de Juan Carlos se encargaba de mantener en secreto las aventuras del emérito 

Este libro no es para los débiles de corazón, y es que Martínez Inglés afirma que Juan Carlos se acostó con casi 5.000 mujeres antes de marcharse ‘exiliado’ a Abu Dabi. “El número exacto de encuentros sexuales del “depredador Juanito” que yo volqué en mi libro ascendía a 4.786 (redondeé a 5.000 en el trabajo), cifra sacada con un gran esfuerzo y una voluntad de monje cisterciense, de los múltiples documentos que durante años llegaron a mi poder en los largos años que permanecí en altos puestos de la Inteligencia Militar española como el Estado Mayor del Ejército (EME), jefe de Operaciones e Inteligencia de dos Brigadas operativas y como profesor principal de Estrategia e Historia Militar en la Escuela de Estado Mayor”, aseguró el coronel para El Plural. 

Juan Carlos coche Suiza GTRES
Juan Carlos coche Suiza GTRES

Pero eso no es todo. Y es que según las informaciones, la mayoría de estas mujeres cobraba por sus servicios. Según el ex coronel, la mayoría eran prostitutas de alto standing, féminas españolas asociadas al mundo de la farándula, la política, la moda y la nobleza española. Y para mantener el anonimato y el secreto, Juan Carlos tenía sus propios "celestinos zarzueleros" que coordinaban las citas con solo unas horas de antelación.  

La mayoría eran prostitutas que llegaban del extranjero 

Pero las chicas locales no eran suficientes para el emérito. Al parecer, lo que más le gustaba era contratar mujeres de fuera de España, especiales y únicas en todos los aspectos. “Prostitutas nacionales eran las menos. Lo normal era contratar mujeres muy especiales de fuera de España. Tanto la nacionalidad, como la altura física, como el color del pelo, como el tamaño de los pechos, como su altura social eran fijadas escrupulosamente por Juanito. Eran traídas al lugar elegido en este país para recibir el olor de ‘amor puro y desinteresado’ al impúdico Borbón”, concluía en la entrevista.