Mientras muchos medios tratan de conseguir sea como sea cualquier constatación de los privilegios que tienen o dejan de tener los presos políticos que están en las prisiones catalanas -olvidando que todos ellos están en prisión preventiva-, en cambio, donde no fijan tanta atención es en los privilegios que sí tienen Urdangarin y la infanta Cristina por un delito, el del exduque, que sí que ya ha sido juzgado y condenado.
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El trato diferencial que Instituciones Penitenciarias le otorga a la hermana del rey cuando visita a su marido se mantendrá cada vez que Cristina vaya a la prisión de Brieva. Ella, a diferencia de los familiares de otras presas que también van de visita o a hacer vis a vis a la prisión, podrá seguir entrando con su coche privado hasta las puertas del recinto sin esperar junto a los demás familiares que van a ver a las otras reclusas, según informa el diario El País. Como dirían en el juego Monopoly, "vaya diréctamente a la cárcel sin pasar por la casilla de la sala de espera". ¿Por qué? Por "las circunstancias de seguridad que rodean a la hermana del rey Felipe", según ha informado Prisiones.
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Lo justifican con un argumento no del todo convincente: pretenden evitar "manifestaciones ofensivas o posibles altercados con otros comunicantes". Es decir, que la regañen o que sus reales orejas tengan que oír según qué exabruptos que podrían hacerla 'sentir mal'. Según el texto del ministerio del Interior, además, las actividades penitenciarias de Urdangarin en Brieva "no conllevan gastos adicionales a la actividad que desarrollan otras personas internas en cualquier módulo del mismo centro".
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Hasta ahora, han trascendido dos visitas de la infanta a Urdangarin. desde que este ingresó el pasado mes de junio en chirona.