Iñaki Urdangarin consiguió engañar no solo a la infanta Cristina sino a toda España. Fue durante años el yerno perfecto: alto, fuerte, guapo, ojos azules, deportista de élite, padre de familia numerosa, cuatro hijos catalanes educadísimos y un look amable. Quedaba bien en las portadas. A su buena imagen contribuyó sobre todo el contraste: el otro yerno de Juan Carlos era Jaime de Marichalar, poco agraciado físicamente, aristócrata venido a menos, con hijos maleducados y una mujer que no lo amaba. Cristina en cambio ha permanecido enamorada de Iñaki más de 25 años, se casaron en 1997 en la catedral de Barcelona y se lo perdonó todo: desde las estafas con el Instituto Nóos a las infidelidades reiteradas. Iñaki llegó a ser el amante de la mujer de un compañero del Barça, firmaba los mails donde se citaba en hoteles para ser infiel como el duque empalmado y este gen adúltero acabó matando el matrimonio. Ainhoa Armentia es solo la última de las muchas amantes del cuñado de Felipe. Cristina no quería pagar ni un solo euro a Iñaki, como no lo pagó su hermana mayor, Elena, a su exmarido Marichalar. Pero para pagar el silencio del vasco, ha tenido que ceder. Cristina contempla indignada cómo Iñaki vive como un rey con la fortuna que cobra por el divorcio y que según muchas fuentes quien paga es Juan Carlos.

Iñaki mentía en los negocios y mentía a su mujer. La última mentira de Iñaki es que sufre de ansiedad porque nadie le da trabajo por su condición de ex presidiario. Es falso. No le dan trabajo por mentiroso. Su reputación es pésima. Sus negocios lo llevaron a la prisión por corrupto y su matrimonio era un teatro para trepar en la escala social. A Cristina la engañó siempre, hay correos en la instrucción del caso Noos que lo acreditan. Ahora la revista Lecturas ha preguntado a la última persona con quien Iñaki trabajó, un compañero del Hogar Don Orione, el centro de personas con discapacidad donde Iñaki hacía al voluntariado para poder salir de la prisión: "Yo no sé qué tipo de trabajo busca él ahora, seguro que nada parecido a lo que hacemos aquí, pero desde luego yo tengo claro y puedo decir a quién sea que es un buen trabajador. Siempre atendía todos los detalles, escuchaba, aprendía rápido y conectaba con todos los pacientes, siempre estaba de buen humor. Me sorprende que a pesar de haber tenido un par de puestos de trabajo desde que salió de prisión no termine de encontrar su sitio porque yo creía que en cuanto pudiera, estaría bien colocado”.

El testigo acredita que Iñaki puede trabajar en cualquier ONG o empresa, y la realidad es que si no lo hace es porque no quiere, porque no lo necesita porque tiene la vida regalada, solucionada económicamente hasta que se muera. Cómo recuerda la misma revista rosa, se ha publicado que como cualquier matrimonio donde hay desequilibrio económico entre los dos cónyuges, por ejemplo la mujer es rica y el marido no, hace falta que la esposa indemnice a su ex marido con una cantidad fija y una pasión mensual. Telecinco publicó las cifras: Juan Carlos pagó a Iñaki por el divorcio 2 millones de euros de indemnización de golpe y después hay que añadir que le pasa una pensión mensual de 25 mil euros. Lo explicó EN Blau en febrero del año que se firmó el divorcio, 2023: Iñaki Urdangarin humilla a Cristina, le exige una pensión mucho más elevada: de locos

Iñaki vive a todo lujo, con viajes a Camboya, en Marruecos o escapadas de ciclismo en Catalunya, sin clavar un clavo. No trabaja de nada ni piensa hacerlo. Su amigo Enric Masip se niega a colocarlo en Can Barça donde solo hizo de coach de un jugador de baja categoría y después le dijeron que gracias y adiós. Va explicando la consigna que está triste porque le hace falta trabajar por salud mental, pero solo hay una cosa cierta: Iñaki Urdangarin no ha trabajado nunca. Más allá del rigor que exige ser deportista de élite, esencialmente no beber, no fumar y entrenar un par de horas al día, Iñaki ha vivido siempre del apellido Borbón: en el chiringuito ilegal de Noos, en Telefonica cuando Juan Carlos lo envió a Washingotn en pleno escándalo y a Don Orione haciendo un voluntariado. Ahora una persona que lo conoce le explica a Cristina: naturalmente que Iñaki puede trabajar. Simplemente no le da la gana. Como ha hecho siempre. Juan Carlos paga la fiesta y Cristina encendida de rabia. Ahora entiende que lo suyo fue un braguetazo.