Juan Carlos y Sofía rompieron una cama de Franco en una noche de pasión (cuándo todavía la tenían el uno por el otro) cuando les invitaron a pasar unos días en el Pazo de Meirás. Para evitar que su hijo Felipe hiciera lo mismo, pero por otros motivos, en Uruguay han tomado medidas de urgencia. Vamos por partes. El Borbón ha estado de 'Rodríguez' en el país sudamericano. Oficialmente ha ido a Montevideo para estar presente en la ceremonia de transmisión de mando presidencial a Luis Lacalle Pou. Oficiosamente, ha ido de asado en asado y tiro porque me ha dado. Como en el juego, pero cambiando la oca por corderos.

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El presidente uruguayo quiso ofrecer una generosa comida privada en su casa al rey español: según Vanitatis, "un asado con la carne más rica del mundo", con "chorizos, entraña, un rack de cordero y asado de tira". Después de la cita, el monarca ha asistido a la ceremonia presidencial, pero a pesar de los numerosos compromisos oficiales que tenía, ha sacado tiempo para seguir con su tour gastronómico, visitando el restaurante García Uruguay, poniéndose las botas con más carne de la tierra. Y los propietarios, orgullosos de la visita:

Tantos festines consecutivos tenían que tener su descanso para recuperar fuerzas. Pero Felipe tenía pinta no tener el descanso que él quería. ¿Por qué? Por lo que le ha pasado en el hotel donde estaba, el Radisson. Según explica el citado medio, el 1.97 de altura que mide el rey hizo sufrir a los responsables del establecimiento, que adoptaron medidas de urgencia: construir una cama especialmente para él donde no le quedaran colgando los pies. Chorizos y camas a medida... Y por una vez, no hablamos del emérito, sino de su hijo.