Cada vez que alguien escribe un libro sobre la Casa Real, los Borbones tiemblan. Son muchos los que conocen secretos de la familia, con lo que las publicaciones siempre están rodeadas de mucha expectación. Después de la biografía de la pequeña Leonor, ahora ven la luz unas memorias que harán hablar mucho.
El escritor de Una lealtad real es Manuel Prado, antiguo confidente y asesor del rey Juan Carlos I. Hace más de diez años que escribió estas confesiones, pero la familia habría pedido que estuvieran guardadas en el cajón hasta ahora. No es que critique al rey emérito, claro está, sino que da una serie de detalles sobre 'misiones' que tenía que hacer para ayudar a la familia real.
Ahora bien, lo que más llama la atención es la esmerada descripción que se puede extraer sobre la reina Sofía. Ella ocupa un lugar destacado dentro de la familia, y este consejero habría compartido muchas horas con ella y con su gente más próxima. Entre esto y lo que le explicaba el mismo rey emérito, podemos llegar a hacernos una idea de cómo es el "peculiar" carácter de la griega.
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Primero de todo, hace una descripción general: "Es una persona que marca las distancias. Lleva el gen de la monarquía en sus venas azules. Irradia una educación impecable pero un poco tirante, como si no pudiera desprenderse de la esclavitud de las formas protocolarias".
Y de aquí, a explicar alguna anécdota: "Hay un trazo que la retrata. Uno de ellos choca con la imagen que ofrece, esta de tan alabada profesionalidad. La reina Sofía, como casi todas las mujeres, acostumbra a ser un poco impuntual. Siempre que sale de España lleva dos relojes. Y más de una vez he visto al rey Juan Carlos nervioso y gritando: "Sofiiii, ¡que llegamos tarde!". Tardía pero también vegetariana: "No lo es por una promesa, sino porque no le gusta la carne y punto".
Prado también relata un recuerdo que evidencia la vena más tradicional de la Reina. Resulta que cuando se divorció de su mujer, no supo cómo explicárselo a Sofía: "El rey Juan Carlos me desaconsejó que le comentara mi separación. Y efectivamente no fue un momento grato porque la reina no es partidaria de los divorcios. Fui a ver al Rey y le comuniqué que me separaría y me casaría con una joven. Lo primero que le dije fue que iría a comunicarlo a la Reina también. Y él contestó: "¿A la Reina? Estás loco. Ya sabes cómo es ella de íntegra para estas cosas", dijo".
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Sobre su relación con los hijos, destaca la predilección que tiene por el rey Felipe: "Como toda madre, siempre ha querido lo mejor para sus hijos. Pero conociéndola, tengo que decir que siempre ha tenido claro que la felicidad o infelicidad de los hijos es cosa de ellos". La califica de "sencilla y espontánea, natural y que presume de repetir vestuario".
Con respecto a la vida sentimental del rey Juan Carlos no habla mucho, pero sí que deja entrever que Sofía se mostró interesada en conocer al poeta mexicano Octavio Paz: "Se mostró particularmente interesada en él y le pidió al Rey que lo invitara a La Zarzuela en una cena privada. Durante la cena no le dejó en paz, dicho sea".
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Sin embargo, ¿le caía bien Sofía al amigo de Juan Carlos? "Con la Reina yo tenía notables diferencias. Me refiero a cuestiones de ocio, de aficiones personales. A mí me encanta la caza. Tampoco conseguimos que se aficionara al toreo...".
Con todo, las memorias del confidente de lo emérito nos ayudan a hacer un retrato de la reina Sofía. ¿Qué pensaba ella del escritor? ¿Habrá gustado este escrito?