Últimamente los discursos presididos por el rey de España son una fuente inagotable de momentos que hacen enrojecer. Por hache o por be, cada vez que vean a Felipe VI al lado de un atril, pónganse a temblar porque algo pasará. Nada superará la torta descomunal de una premiada en los Premios de Cultura cuando acabó su discurso de agradecimiento. Un porrazo que pasa con derecho propio a los anales de la historia.

Hoy la sangre no ha llegado al río, y las costillas de Felipe continúan en su sitio. Pero la que ha quedado estropeada ha sido la imagen de un monarca que ha tenido un lapsus lingüístico-cultural que ha provocado una avalancha de escarnio. Porque el jefe del Estado ha metido la pata en su discurso inaugural del Congreso de la Lengua Española que ha presidido en Argentina.

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Sólo tenía que recordar y memorizar tres palabras. Tres simples palabras: Jorge - Luis - Borges. El nombre de quien probablemente es el autor argentino más universal. El escritor de El Aleph, Ficciones o El libro de arena se habrá removido en su tumba al oír las palabras del monarca, que queriendo quedar bien, la ha pifiado. Porque se ha referido a él como "José Luis Borges":

Dice Felipe que "José Luis Borges dejó escrito que el idioma no es solo un instrumento de expresión y comunicación sino una tradición y un destino". Pues Felipe no ha cumplido con la tradición de llamar a las personas por su nombre, más, a mitos de la literatura como Borges. Un error en el que se han fijado muchas personas, entre ellos un colega de profesión del escritor argentino, Quim Monzó, que ha hecho referencia con ironía a la "preparación" del rey español en un acto como el de este miércoles:

No sabemos por qué, pero eso nos ha traído a la cabeza una frase histórica de la modelo Sofía Mazagatos, cuando hablando de Vargas Llosa dijo: "Me encanta cómo escribe, aunque no me he leído ninguno de sus libros"... Pues eso.