La reina Letizia Ortiz ha sido durante años un símbolo de seriedad, disciplina y abstinencia en la vida pública. Su imagen, cuidadosamente proyectada, muestra a una mujer que evita el alcohol, rechazando incluso el vino o el cava en los eventos oficiales. Sin embargo, a pesar de esta fachada, hay indicios que sugieren que sus problemas con la bebida no están completamente superados.
En su juventud, Letizia fue conocida por su relación problemática con el alcohol. Fuentes confiables aseguran que en sus años como estudiante, especialmente en México, solía ser la última en abandonar los bares y que incluso sufrió un episodio de coma etílico. Aunque siempre cumplía con sus responsabilidades académicas, la capacidad para poner límites nunca fue su fuerte.

La reina Letizia, a punto de morir al volante
Uno de los episodios más graves relacionados con su consumo de alcohol ocurrió hace años, cuando aún trabajaba como periodista en TVE y estaba prometida con el entonces príncipe Felipe. Según reveló el periodista Alfredo Urdaci, Letizia protagonizó un accidente múltiple en la M-30 durante una fuerte lluvia, cuando perdió el control de su vehículo y chocó contra varios coches. Oficialmente se atribuyó la causa al mal tiempo, pero diversas fuentes aseguraron que Letizia conducía bajo los efectos del alcohol. Los servicios de emergencia la consideraron afortunada de haber salido ilesa, y se comparó aquel accidente con siniestros trágicos que costaron la vida a personalidades como Lady Di o Grace Kelly.
Tras el accidente, el comportamiento de Letizia fue igualmente llamativo. En lugar de llamar a emergencias, contactó directamente con el príncipe Felipe, quien activó un protocolo urgente y envió a dos agentes de la Guardia Real para recogerla y trasladarla a Torrespaña. Allí retomó su trabajo como si nada hubiera ocurrido, reforzando la imagen pública de una mujer imperturbable.

No es el único episodio polémico de este calibre. Joaquín Abab , autor del libro ‘Letizia, una biografía no autorizada’, relata otro escenario perturbador. "Ya de reina, un madrileño que conducía por la A-6 a La Coruña observó un Mercedes negro y con los cristales traseros tintados haciendo eses. El conductor no se encontraba en condiciones. Al tratar de adelantarlo le impidió el paso otro vehículo con antenas, era un coche escolta. Ese y otro vehículo oficial impedían que al adelantar al Mercedes hubiera un accidente. El individuo, cansado de ver al Mercedes haciendo eses, acabó adelantándolo. Al pasar junto al vehículo descubrió que era conducido por Letizia", relata el autor.
Una copa de vez en cuando
Con el paso del tiempo, Letizia ha logrado construir una imagen pública de abstinencia total y distanciamiento del alcohol. En los actos oficiales, evita beber más allá de mojarse los labios y aparenta tener un control absoluto sobre su consumo.
Sin embargo, recientes fuentes y expertos como Pilar Eyre y Laura Rodríguez han asegurado en múltiples plataformas que la reina continúa consumiendo alcohol de forma privada. Especialmente lo hace en épocas distendidas como durante su estancia en Marivent. Eso sí: lo hace a un nivel muy inferior al que lo hacía en el pasado. Hoy los focos están puestos sobre ella más que nunca y no puede permitirse ningún desliz.