Este martes la infanta Sofía puso rumbo a Gales. Tal y como hizo su hermana, la princesa Leonor, cursará Bachillerato en el internado UWC del Atlántico. Y antes de irse, la joven protagonizó unas fotos en la Zarzuela despidiéndose de la familia. Y no solo de la reina Letizia y el rey Felipe. En las imágenes también aparece Jan, un simpático labrador de color oscuro, al que Sofía le tiene un gran cariño, tal y como se ve en las instantáneas.
Quien no le tiene tanto cariño es Letizia, aunque en las fotos aparezca sonriente. A la consorte nunca le han gustado los animales en casa. Se conocen varios episodios en los que queda claro que monarca quiere al mejor amigo del hombre bien lejos.
Letizia echo a dos perros de Zarzuela
Uno de ellos tiene que ver con un perro llamado Puskin. Era un Schnauzer al que Felipe le tenía mucho cariño. Estaban muy unidos e incluso dormía en la habitación del entonces príncipe. Pero las cosas cambiaron cuando llegó Letizia a la Zarzuela. A la ex de Televisión Española no le importaba que existiera Puskin, pero no lo quería en la misma habitación. Le repugnaba la idea de dormir con el perro o que corriera por dentro de palacio. Y tal y como reveló el cronista especializado en la casa real Jaime Peñafiel, lo echó al jardín.

Algo parecido ocurrió con Paquita, un perro de raza mestiza que acogió la reina Sofía en la segunda edición de la Feria 100×100 Mascota. El animal había sido abandonado poco antes. No obstante, la falta de cariño que tenía Paquita no ablandó a Letizia, que siguió los mismos pasos que con Puskin: también lo echó al jardín. Tenía prohibido acceder a las zonas por donde se movía la reina.
Tampoco se volvió a saber de Valent
Hay un tercer caso conocido. En este caso el protagonista es Valent, un cachorro de podenco ibicenco. Este animal fue regalado a Felipe y Letizia en 2005, durante una visita de los reyes a Ibiza. Allí fueron recibidos con todos los honores, incluidos algunos regalos. Y uno de ellos era esta pequeña mascota.

En el momento de recibirlo, Letizia y Felipe le dedicaron todo tipo de cariños. Se veía a la consorte muy sonriente. No obstante, nunca más se supo de Valent. A este no lo echaron al jardín, pero no se le ha vuelto a ver el pelo desde entonces.
Jan, por su parte, tampoco puede entrar en la Zarzuela. También pasa sus días (y noches) en el jardín. No obstante, disfruta de una gran jaula con un espacio donde meterse para no pasar frío cuando bajan las temperaturas.