El pasado sábado 26 de abril se dio el último adiós al Papa Francisco en la Plaza de San Pedro antes de ser enterrado. Además de las 200.000 personas que se dieron cita en el lugar, el funeral reunió a 130 delegaciones oficiales, 50 jefes de Estado y 10 monarcas. Felipe VI y Letizia han sido los representantes de España en el acto religioso, acompañados por las vicepresidentas María Jesús Montero y Yolanda Díaz, el ministro Félix Bolaños y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. La gran ausencia estuvo marcada por Pedro Sánchez, pero es cierto que según el protocolo los representantes deben ser los monarcas y no el presidente del Gobierno.

Siguiendo el protocolo, los reyes se sentaron al lado del presidente de Estonia, era quien les separaba de Donald Trump y Melania. La primera dama estadounidense fue la primera que saludó a Felipe VI y Letizia con un apretón de manos. Intercambiaron algunas palabras, mientras que el mandatario republicano continuaba sin dirigirles la palabra.
En un momento dado, Donald Trump miraba a la zona de los monarcas y es ahí cuando Felipe VI ha intentado saludarle de nuevo, justamente el mandatario republicano le devolvía el saludo con un apretón de manos.
Donald Trump no quería saludar a los reyes
José Luis Martín Ovejero, experto en comunicación no verbal, ha analizado este saludo. "Respecto al saludo entre el rey Felipe y Trump, me ha parecido apreciar que ha sido el primero quien ha mostrado la iniciativa en establecer ese contacto con el segundo", ha destacado.
José Luis Martín Ovejero también ha asegurado que, ante el féretro del papa, "el rey Felipe ha sido al único que se ha santiguado" y ha hablado del saludo entre Melania Trump y los monarcas.
"Una vez que ya se encuentran ante los asientos que les corresponden para seguir el funeral, me ha llamado la atención cómo Melania ha buscado, con una expresión facial muy amable, a la reina Letizia para ir a saludarla", ha detallado. Sin embargo, la monarca no ha estado muy por la labor de mantener una conversación extensa con ella. No era su intención. Hacía algunos gestos como con ganas de quitársela de encima cuando antes. Por suerte, Felipe VI y Letizia no podían entretenerse demasiado. Un avión les esperaba para volver a España porque el monarca debía presidir y entregar la Copa del Rey en el estadio de La Cartuja, en Sevilla.
