El rey emérito Juan Carlos I ha regresado una vez más a España. La principal razón es participar en la regata VII Liga Española de los 6 Metros, que se celebra del 16 al 18 de mayo en Sanxenxo. El ex monarca aterrizó este lunes en el aeropuerto de Vigo. Allí le esperaba su inseparable amigo Pedro Campos, anfitrión habitual en cada una de sus estancias por tierras gallegas. Desde allí, fue trasladado directamente a la residencia de Campos en Sanxenxo, donde se alojará durante los próximos días.
Una visita que ha dejado ver de nuevo el delicado estado de salud en el que se encuentra el emérito. Necesitó ayuda de la tripulación para descender las escalerillas, evidenciando problemas de movilidad más serios que en anteriores visitas. Testigos del momento aseguran que caminaba con mucha dificultad. En este sentido, se nota como avanzan sus problemas de movilidad, que le acercan cada vez más a la silla de ruedas permanente.

Juan Carlos I recibe infiltraciones para poder caminar
Por el momento, Juan Carlos recurre a infiltraciones en la pierna, además de medicación intravenosa administrada de forma puntual para aliviar el dolor y permitirle mantenerse en pie en actos públicos. Pero el efecto del tratamiento es cada vez menor, lo que plantea un escenario complejo para su salud a corto plazo. La realidad es que, según médicos consultados por su entorno, está cada vez más cerca de requerir silla de ruedas permanente.
Este tratamiento no se lleva a cabo en el extranjero, donde su exposición mediática es más reducida, pero sí se aplica durante sus visitas a territorio español, donde aún intenta conservar cierta dignidad institucional.

Juan Carlos I rechaza tener un “cara a cara” con Miguel Ángel Revilla
Todo ello mientras este viernes se celebrará el acto de conciliación con el expresidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla, a quien Juan Carlos I demandó por hacer declaraciones “injuriosas” contra su persona desde mayo de 2022. Pese a que Revilla le propuso a Juan Carlos que acudiera para tener un “cara a cara”, el emérito ha rechazado la invitación. Ninguno de los dos está obligado a comparecer.