Durante este verano, la presencia de la familia real en el Palacio de Marivent ha sido más reducida que en otros años, marcando un cambio notable respecto a la imagen habitual del palacio como punto de encuentro estival. La infanta Elena, que tradicionalmente pasaba parte de sus vacaciones allí, ha decidido no acudir y ha recomendado a sus hijos que tampoco lo hagan. Según se comenta en su entorno, la decisión responde al malestar que le provoca la limitación para que sus hijos puedan disfrutar de la residencia cuando no está ocupada por otros miembros de la familia.
Esta ausencia no es aislada. La infanta Cristina y sus hijos tampoco se han desplazado a Marivent, manteniendo una línea de discreción y distancia que se ha hecho más visible en los últimos años. Así, el ambiente en el palacio ha sido mucho más tranquilo y, a la vez, más vacío que en otras temporadas, con la presencia limitada a la del rey Felipe VI, la reina Letizia y sus hijas durante sus estancias programadas.
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención es el impacto que esta situación tiene sobre la reina Sofía. En otros veranos, la reina emérita se quedaba durante semanas en Marivent, rodeada de hijos y nietos, lo que daba lugar a momentos familiares numerosos y de convivencia. Este año, sin embargo, su estancia ha sido mucho más breve, de apenas unos días, y marcada por la falta de compañía.

La salud y el ánimo de la reina Sofía también se han visto influidos por otras circunstancias. Su hermana Irene atraviesa problemas de salud que requieren atención en Madrid, lo que ha hecho que la reina reparta su tiempo y priorice estar cerca de ella. Esto ha reducido todavía más las posibilidades de que permanezca en la isla durante largos periodos, como hacía en el pasado.
Marivent ya no es lo que era
La imagen actual de Marivent contrasta con la de hace apenas una década. En aquellos años, las reuniones familiares incluían comidas multitudinarias, paseos y la presencia de casi todos los nietos del rey emérito Juan Carlos. Ahora, los cambios internos en la familia, las decisiones sobre el uso de la residencia y los compromisos individuales de cada miembro han transformado por completo la dinámica veraniega.
Aunque no existe una declaración oficial sobre estas ausencias, la repetición del patrón en los últimos veranos parece indicar que se trata de una nueva forma de organizar las vacaciones, más centrada en estancias reducidas y en grupos pequeños. Para algunos, esto responde a una estrategia de discreción y simplificación de la imagen pública de la familia; para otros, es simplemente el resultado de la vida independiente que llevan los distintos miembros y de sus propias circunstancias personales.
En cualquier caso, el verano en Marivent ha perdido parte del carácter de gran reunión familiar que solía tener. La residencia sigue siendo un símbolo de la etapa estival para la Casa Real, pero su uso y su significado han cambiado de manera notable en los últimos años.