El verano de 2025 está siendo particularmente complicado para la reina Sofía. A sus 86 años, su ausencia prolongada en los actos oficiales en Mallorca ha llamado la atención y ha encendido las alarmas sobre su estado de salud. Según ha trascendido, fue la infanta Elena quien decidió informar personalmente al rey Juan Carlos sobre la situación real de su madre, que atraviesa momentos difíciles tanto en lo físico como en lo emocional.
Desde hace semanas, se ha notado un cambio notable en la agenda de doña Sofía. A diferencia de otros veranos, no ha sido vista acompañando a la familia en actos públicos, ni ha compartido con ellos en Marivent durante las tradicionales vacaciones. Su estancia en Mallorca ha sido breve, y fuentes cercanas aseguran que su aspecto ha cambiado: ha perdido peso, se encuentra muy decaída y su ánimo también se ha visto afectado.

Además del desgaste propio de la edad, el entorno de la reina apunta a varias causas que habrían contribuido a su deterioro reciente. Una de ellas es el delicado estado de salud de su hermana, la princesa Irene de Grecia, que atraviesa una etapa muy complicada. Este hecho habría afectado profundamente a Sofía, que siempre ha estado muy unida a ella. También influyen el progresivo distanciamiento familiar y la sensación de soledad que, según allegados, ha ido creciendo en los últimos meses.
Elena, su principal apoyo
La infanta Elena ha asumido un papel clave en el cuidado y acompañamiento de su madre. Se ha mantenido cerca de ella, tanto en Madrid como en sus traslados, y ha sido quien ha informado directamente a Juan Carlos sobre la gravedad del momento que vive la reina emérita. Elena, según diversas fuentes, está muy preocupada y ha hecho todo lo posible por reforzar el entorno emocional de su madre en estos momentos tan delicados.
Por su parte, el rey Felipe VI y la reina Letizia han continuado con sus actividades en Mallorca, acompañados por la princesa Leonor y la infanta Sofía. Aunque la ausencia de la reina Sofía en actos como la tradicional cena familiar o en recepciones oficiales ha sido evidente, desde Zarzuela no se ha emitido ningún comunicado sobre su estado de salud. El silencio institucional contrasta con la preocupación que sí manifiesta su entorno más cercano.
Este verano, marcado por las ausencias y por un ambiente más contenido en Marivent, ha dejado una sensación de fragilidad en torno a la figura de la reina Sofía. Su discreción habitual y su voluntad de no preocupar públicamente hacen que muchas veces su situación pase desapercibida, pero los signos actuales indican que atraviesa una etapa complicada, tanto a nivel físico como emocional. La familia, especialmente sus hijas, intenta ahora rodearla y acompañarla lo máximo posible.