Iñaki Urdangarin ha vuelto a ocupar titulares. Hace unas semanas concedió una entrevista pública. Su intención era hablar de su nueva empresa de coaching para ejecutivos. Pero el efecto ha sido otro: ha roto una norma clave del acuerdo de divorcio con la infanta Cristina. El silencio absoluto a cambio de mantener la boca cerrada y seguir viviendo con comodidades millonarias. En principio mantendrá su condición. Al fin y al cabo, no ha cruzado ninguna línea roja. Sin embargo, esa aparición levantó alertas en Zarzuela. Y también en la Casa Real en su conjunto.
Porque en principio, sus intenciones con la entrevista pasaban por dar visibilidad a su unuevo negocio. Sin embargo, para algunos ha sido una forma de decir que Iñaki ha vuelto. Y eso trae consigo miedo. Mucho.
Según el periodista Juan Luis Galiacho, Urdangarin ya tenía planeada su jugada desde la cárcel. Sabía que su matrimonio con Cristina estaba roto. Se sentía traicionado por los Borbón, especialmente por el rey emérito Juan Carlos I, con quien mantuvo una estrecha relación durante más de 20 años. Desde prisión, empezó a redactar unas memorias explosivas. Su objetivo era claro: presionar a la familia real para conseguir dinero y asegurar su estabilidad.

Vida solucionada tras el divorcio de la infanta Cristina
Y funcionó. Según Galiacho, logró un pago de dos millones de euros y una pensión vitalicia que podría oscilar entre 25.000 y 50.000 euros al año. Todo ello camuflado en cuentas extranjeras. A cambio, prometió no publicar sus memorias. Pero ese compromiso pende de un hilo.
El miedo ha regresado porque ahora Iñaki se deja ver. Ha roto el silencio. Y aunque en público habla de coaching y empresa, algunos lo ven como una nueva amenaza de la posibilidad de dar curso a su libro de memorias. En él, se detallan momentos del caso Nóos, su ruptura con Cristina, su estancia en prisión y varios secretos incómodos de los Borbón.
Incluso Felipe VI y Letizia están preocupados. Durante años, tuvieron con él una relación cordial. Ahora ya no le reconocen. Dicen que se ha vuelto impredecible. Hermético. Obsesionado con recuperar su imagen pública.

Miedo por lo que pueda publicar Iñaki Urdangarin
Aquí es donde entran en juego sus hijos. Juan, Pablo, Miguel e Irene se han posicionado claramente. Aunque durante el divorcio defendieron a su padre, ahora le han pedido que no publique ese libro. Lo han hecho de forma firme. Incluso han insistido en que modifique o elimine los capítulos que afectan a Juan Carlos I y otros miembros de la familia.
No quieren más escándalos. No quieren que su apellido vuelva a ser el centro de la polémica. Por ahora, parece que Iñaki ha cedido. Ha dicho a sus allegados que, en caso de publicar un libro, no pretende atacar a la familia real. Que el libro, si sale, se centrará en su experiencia personal y su nuevo negocio.
Aun así, en la Casa Real nadie está tranquilo. Las memorias existen. Están escritas. Tienen editorial. Y si algún día Urdangarin siente que lo han dejado de lado, podría romper el pacto. Esa amenaza sigue latente. Y sus hijos lo saben. Por eso luchan, no solo por la imagen de la familia, sino también por salvar a su padre de sí mismo.