Alexandra de Hannover, la hija pequeña de Carolina de Mónaco, está en el centro de una tormenta mediática tras tomar una decisión drástica y dolorosa: romper definitivamente con su padre, Ernesto de Hannover, debido a sus problemas con el alcohol. Esta joven princesa monegasca, conocida por su perfil bajo y discreto, ha decidido no seguir ocultando el impacto devastador que el alcoholismo de su padre ha tenido en su vida y en la de su familia.
Este 20 de julio, Alexandra de Hannover cumplió 25 años, un hito que normalmente sería motivo de celebración. Sin embargo, el día estuvo marcado por la triste realidad de su relación con su padre. Fruto del matrimonio entre la princesa Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover, Alexandra ha crecido bajo el ala protectora de su madre. Sin embargo, recientemente, ha empezado a abrirse más al público, incluso creando un perfil de Instagram donde comparte momentos de su día a día con sus casi 3.500 seguidores.
A pesar de su creciente popularidad y su estatus como la única princesa real de palacio, Alexandra no puede escapar del oscuro legado de su progenitor. Y es que, desde la separación de sus padres, ha vivido mayoritariamente con su madre, manteniendo contacto mínimo con Ernesto. Este distanciamiento se consolidó en 2018, cuando Alexandra alcanzó la mayoría de edad y decidió convertirse al catolicismo, apartándose de las creencias luteranas de su padre.
Ernesto de Hannover: una vida de escándalos y alcoholismo
La relación de Alexandra con su padre no solo está marcada por las discrepancias doctrinales, sino también por los continuos escándalos de Ernesto de Hannover. En julio de 2020, Ernesto fue arrestado y enviado a una institución psiquiátrica en Austria tras intentar agredir a dos policías con un afilador de cuchillos. Días después, volvió a ser detenido, esta vez con un bate de béisbol, y posteriormente fue arrestado una tercera vez por amenazar a sus empleados en su cabaña en Austria. Su comportamiento errático y violento culminó en una condena de diez meses de cárcel, que logró evitar comprometiéndose a dejar el alcohol e ingresando en una clínica de rehabilitación en Austria.
Estos incidentes son solo la punta del iceberg. Desde su matrimonio con Carolina de Mónaco en 1999, Ernesto ha sido el protagonista de innumerables controversias. En 2000, golpeó al dueño de una discoteca, y en 2004, cinco años después de su boda, Carolina tuvo que asistir sola a la boda del entonces príncipe Felipe y Letizia Ortiz debido a la indisposición de Ernesto, provocada por una resaca. Estos comportamientos han sido una constante fuente de dolor y vergüenza para Alexandra y sus hermanos.
El rechazo de Alexandra: una ruptura definitiva
El alcoholismo y los problemas legales de Ernesto de Hannover han dejado una huella imborrable en su familia. Alexandra, quien ha sido descrita como el ojito derecho de Carolina de Mónaco, ha decidido que no puede seguir tolerando el comportamiento de su padre. Sin embargo, el daño causado por Ernesto de Hannover no solo ha afectado a su hija menor; su relación con sus hijos mayores, Ernesto Augusto y Cristian de Hannover, también está llena de tensiones. Ernesto ha estado en constantes conflictos legales con su primogénito, lo que ha deteriorado aún más su imagen pública y su vínculo familiar.