13 de septiembre. Los chiquillos vuelven a la escuela. Bueno, también los que no son tan jóvenes. Por ejemplo, los de 23 años. Estamos hablando de estudiantes universitarios como Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón, que se ha tenido que reincorporar a las aulas del CIS - The College for International Studies, un centro elitista de pago en el barrio de Salamanca de Madrid donde el sobrino de Felipe VI intenta encauzar su existencia. O cuando menos, sacarse un título de algo ('business', cómo si no) para tapar otras carencias y particularidades sobradamente conocidas. Froilán ha vuelto a clase de mala gana y sin demasiado ánimo, la verdad: su expresión facial no era la del hombre más feliz del mundo, ni mucho menos. Tantos meses en Marbella pasan factura, criatura. Tampoco podemos decir que demostrara buena actitud como alumno con su material escolar: tan sólo un ordenador portátil y punto, sin dejarse la piel. Una herramienta que te sirve para tomar apuntes... o para jugar al Candy Crush, mirar el Tik Tok o el partido del Madrid. Hay que decir, sin embargo, que ya es más que otros años, cuando sólo llevaba encima una carpeta esmirriada.

No nos engañemos: el joven tiene el futuro resuelto, y en la carpeta cabe lo único que le hará falta en su vida: su partida de nacimiento. Eso le abrirá todas las puertas. El caso es que Marichalar júnior era la viva imagen del desánimo subiendo la escalinata de su "facultad". Ni siquiera la posibilidad de reencontrarse con Mar Torres, exnovia con la que se ha visto este verano y con la que se supone que habría vuelto, ha despertado ni una brizna de emoción en su expresión. Todo lo contrario: mala cara intentado evitar a los paparazzis.

Froilán vuelve en la universidad GTRES

Froilán vuelve a la universidad / GTRES

"No sabes con quién estás hablando". Esta frase tan prepotente es la que el protagonista, junto con su hermana Victoria Federica, le lanzó a los policías de Marbella tras multarles por aparcar sus vehículos encima de un paso de peatones y de una parada de taxis, respectivamente. Es el 'froistyle'. Pero mira por dónde que la expresión es la que muchos tenemos en la cabeza mientras observamos el reportaje gráfico del nieto de Juan Carlos (y beneficiario de sus regalos más "opacos"): este no está Froilán, 'que me lo han cambiado'. Y no, el cambio no ha sido a mejor.

Su indumentaria, con una sudadera extragrande (con el calor que abrasa todavía estos días debía sudar de lo lindo), unos tejanos rotos muy estrechos y muy cortos, gorra de béisbol y zapatillas deportivas cualquier cosa menos discretas, lo convertían en un cuadro. Cosas de casa, como demuestran su padre, madre y hermana. Pero el envoltorio esconde algo: Froilán está 'echando cuerpo', fruto de tanto espeto, pescaíto frito y refrigerios veraniegos. Las fotos son inequívocas, y el estilismo, más que disimularlo, multiplica esta percepción.

Froilán vuelta en el cole GTRES

Froilán y su 'look' de estudiante / GTRES

Froilán vuelve en la universidad Europa Press

Froilán entrando a clase / Europa Press

Quizás la puesta en escena era una estrategia para pasar inadvertido en su vuelta a clase. Desgraciadamente para él, una vez más ha fallado. Se le ve venir a kilómetros, vete a saber por qué.