La visita de los reyes Felipe VI y Letizia junto a la princesa Leonor a Navarra, durante una gira de tres días por la Comunidad Foral, se enfocó en reforzar lazos institucionales. Además de resaltar el patrimonio cultural y religioso de la región y subrayar la continuidad de la institución monárquica en un territorio con identidad propia. Uno de los momentos más esperados fue la visita al Monasterio de Leyre, símbolo histórico para Navarra y para la historia de la Corona de España. El paso por Leyre ofreció un escenario distinto al esperado.
Navarra recibió a Felipe VI y Letizia en un recorrido que contempló encuentros con autoridades locales, visitas a lugares emblemáticos y actos de carácter cultural y religioso que suelen acompañar este tipo de giras institucionales. Situado en la sierra de Leyre, el monasterio es un enclave de gran carga histórica para Navarra y para la Cristiandad peninsular. El complejo ha sido testigo de la evolución política, religiosa y social de la región. Es conocido por su claustro, su biblioteca y por el papel que desempeñó como lugar de retiro espiritual y de encuentro entre figuras de la historia.

Como en otras visitas de alto perfil, el protocolo marca la secuencia de actos: recibimiento oficial, recorrido por áreas, mensajes institucionales y una intervención en la que se destacan valores como unidad, servicio público y convivencia cívica. En materia ceremonial, los gestos, las vestimentas y las expresiones de solemnidad son objeto de análisis por parte de medios y expertos en protocolo. Es por esto que muchos de los detalles de este acto pasaron a ser retratados como todo un desastre.
¿Por qué Felipe VI intervino en nombre de Letizia?
Es bien conocido que la ‘royal’ no tiene una creencia religiosa definida. Esto no quiere decir que no haya tenido que asistir a actos en iglesias dada su condición real, que es lo que exige su papel. Aunque ella tiene años intentando que su enfoque sean las enfermedades raras, el feminismo, la salud y la concienciación ambiental.
Volviendo a lo sucedido en el monasterio, en medio de la misa, la reina no se persignó. Mientras que los demás hacían el gesto correspondiente, ella permaneció con las manos quietas. Algo que ha pasado en ocasiones anteriores, pero siempre genera impacto que uno de los representantes de la Casa Real sea tan apático con la religión.

Aparte de eso, otro detalle que señalan es que las prendas que vestía no eran las más apropiadas para estar en un lugar de respeto. Estos son los motivos que llevaron a que Felipe haya tenido que suavizar la situación, demostrando que está avergonzado y que entiende por qué el público critica a su mujer.
La presencia de Letizia en Navarra y las polémicas surgidas refuerzan aún más las comparaciones con la reina Sofía. Una consorte que fue educada en la creencia ortodoxa y que, cuando contrajo matrimonio con Juan Carlos I, adoptó también el cristianismo y fue así como desempeñó su rol. Por otro lado, la intervención de Felipe VI resultó insuficiente. Pues la opinión de los asistentes condena la falta de compromiso de la monarca actual.