Desde que el buque escuela Juan Sebastián Elcano zarpó desde el puerto de Cádiz, la travesía militar de la princesa Leonor se ha transformado en una pesadilla en alta mar. Lo que se perfilaba como una etapa de formación y orgullo para la heredera al trono español se ha convertido en un verdadero infierno flotante. Aislada, enferma y emocionalmente desbordada, Leonor ha tenido que ser puesta bajo tratamiento psicológico a bordo, según revelaron fuentes cercanas a la princesa.
Aunque la Casa Real ha guardado un silencio absoluto sobre el asunto, el entorno más próximo a la tripulación confirma que los problemas de salud mental y física de Leonor comenzaron mucho antes de zarpar. Ya durante su formación en Zaragoza, los instructores detectaron una serie de signos de ansiedad, hipersensibilidad emocional y una preocupante falta de adaptación al rigor militar. Sin embargo, nadie imaginó que la situación escalaría hasta el punto en el que hoy se encuentra.

Mareos, vómitos y aislamiento: la rutina asfixiante de Leonor en alta mar
La vida en el Elcano no es ningún crucero de lujo. Las largas guardias, el vaivén constante del mar y la convivencia extrema con otros guardiamarinas han pasado factura a la joven princesa. Según relatan fuentes internas, Leonor ha pasado más tiempo encerrada en su camarote que realizando sus tareas. Los mareos constantes y los vómitos han sido tan severos que ha necesitado medicación continua para poder mantenerse mínimamente estable.
Sus superiores no han ocultado su decepción. Si bien son conscientes de que no todos los cadetes responden igual a la exigencia del entorno, Leonor no ha logrado cumplir con los estándares básicos de operatividad a bordo. Y eso, en el mundo militar, es sinónimo de debilidad. A esto se suma una crítica más sutil pero peligrosa: el malestar constante de Leonor afecta la moral del grupo, al ser vista como una figura privilegiada que no logra integrarse.
Ansiedad, crisis nerviosas y tratamiento psicológico a bordo
Fuentes sanitarias dentro del buque han confirmado que Leonor está siendo atendida de forma regular por el equipo médico de la Armada. No se trata solo de náuseas: la hija de los Reyes ha sufrido episodios de llanto descontrolado, crisis de ansiedad y aislamiento extremo. No es extraño que haya tenido que suspender algunas actividades colectivas por recomendación médica.

Expertos como Patricia Guillem, catedrática de Epidemiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Europea de Valencia, lo advierten: “Estar seis meses en un barco puede tener efectos físicos y mentales debido al entorno limitado, las condiciones del barco, y la exposición prolongada al movimiento y al aislamiento. Las enfermedades y condiciones que podrían desarrollarse incluyen enfermedades físicas y problemas psicológicos y emocionales”. El caso de Leonor es casi un manual clínico de lo que puede salir mal en una formación militar en condiciones extremas, y más aún si se es el centro de todas las miradas.
En el círculo íntimo de Zarzuela el preocupante estado de Leonor es ya un tema central. Fuentes cercanas a la familia aseguran que doña Letizia está profundamente angustiada y que ha exigido informes médicos diarios desde el buque. Solo el tiempo dirá si la presión por mantener una imagen de fortaleza y continuidad institucional podría pesar más que la salud mental de la heredera.