El personaje de Álvaro de Marichalar ha devorado a la persona. El agitador antiindependentista ha sustituido al que era cuñado de la infanta Elena. Acaba la semana de los disturbios en Girona provocados por su discurso antiindepe con una entrevista a El Español. Lo más rocambolesco es cómo explica que cuando los mossos le detuvieron por resistencia a la autoridad en la Plaza de Sant Jaume en realidad la policía de la Generalitat lo quiso asesinar. ¿Cómo? Dice que le pincharon adrenalina en dichos pulgares para provocarle un infarto. Tal cual.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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El relato empieza así:Estamos siendo abducidos por un cuerpo de policía sectario y al servicio de un gobierno golpista. Puigdemont estaba en el piso de arriba mientras me torturaban". El periodista no da crédito y repregunta y Álvaro desgrana como lo vivió él: "Yo llevaba una pancarta que decía: “Stop al 3% en toda España”. A los independentistas les caía bien porque ellos también están en contra de la corrupción. Eso les jodía a estos cabronazos. Un policía de paisano pegó un golpe a mi pancarta. En lugar de devolvérmela, los Mozos me la confiscaron. Impidieron mi derecho a la libre manifestación. Como yo seguía en mi sitio, me agarraron por el brazo y, sin mediar palabra, me metieron dentro del palacio".

Álvaro de Marichalar Girona Constitución EFE.

EFE

Aparte de insistir en castellanizar todo lo catalán (mozos, palacio...) la conspiranoia de Marichalar todavía tiene que llegar al paroxismo:  "Cuando lograron sacarme del plano de la cámara de vigilancia principal, me lincharon. Me tiraron al suelo, me pegaron, me dieron golpes y me insultaron. Me pusieron boca abajo y me esposaron las manos a la espalda con una presión demencial. Fue entonces cuando empezaron a pincharme".

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El final de la historia es demencial, posible fruto de su imaginación:"Me pincharon en ambos pulgares. No podía verlo, pero notaba que me estaban pinchando. Comencé a gritar.“¡Dejen de pincharme, dejen de pincharme!”. Mi corazón empezó a alterarse. Me estaban metiendo alguna sustancia que me alteraba el pulso de una manera nunca experimentada. Ellos me seguían pinchando. Pedía socorro. Estoy seguro de que querían matarme con adrenalina. Los Mozos me inyectaron adrenalina para matarme de un infarto".. La historia es tan rocambolesca como difícil de demostrar. Si non e vero, ben trobato.