Juan Carlos I podría tener lista la operación para facilitar la venta de la casa abandonada de la infanta Pilar a sus cinco hijos. Hace cuatro años de su fallecimiento, y la mansión continúa con el cartel de ‘se vende’. Pilar de Borbón, Simoneta, Bruno, Juan, Luis y Fernando no han conseguido quitarse de en medio la casa, valorada en tres millones de euros.
Hace cuatro años que luchan por vender la propiedad de más de mil metros cuadrados construidos, repartidos en tres plantas, con una arquitectura clásica, propia de uno de los entornos favoritos de la aristocracia y la gente adinerada, se encuentra construida en un entorno elegante y elitista. La mansión se encuentra en Puerta del Hierro, la exclusiva urbanización donde residen otros famosos como Isabel Preysler o José Hidalgo, propietario de Air Europa, así como algunos de sus hijos. Tiene residencia algunos embajadores acreditados en España. Juan de Borbón y María de las Mercedes también se asentaron en la urbanización tras su exilio en Portugal.
Juan Carlos I intenta vender la casa de su hermana Pilar
Juan Carlos visitaba en muchas ocasiones la casa de la infanta Pilar. Ambos hermanos eran uña y carne. La hija de Juan de Borbón siempre le apoyó, incluso en el fin de su reinado. No podía ni ver a Letizia, a quien también culpaba de todos los males de su hermano y el fin de la familia. La duquesa de Badajoz también era muy familiar y le gustaba reunir todos los domingos a la familia al completo. Ella misma preparaba el menú. Se pasaba toda la mañana en la cocina. Vivió en la mansión hasta su fallecimiento en enero de 2020.
La lujosa residencia es demasiado cara. Su manutención cuesta a sus hijos un dineral. De hecho, la vivienda necesita una importante reforma, pero es demasiado dinero para todos. Por ahora, la piscina y el jardín de más de 2.400 metros cuadrados todavía es atendido por el personal que trabajaba en la finca. Los hijos ya no saben que hacer con la propiedad. Están deseosos de quitársela de encima, y han intentado pedirle el favor a su tío Juan Carlos. Es el único que puede venderla o mantenerla. El emérito ya se encuentra negociando la venta con sus influencias. Algunos grandes empresarios estarían interesados en ella. Es la única forma de desencallar la venta.
