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El principal activo de Gabriel Rufián Romero (Santa Coloma de Gramenet, 1982) es que saca de quicio a los unionistas. Los independentistas cobardes disfrutan como camellos viendo como Rufián pone frenéticos a los partidarios de la unidad de España sin necesidad de esforzarse mucho. Todo el desprecio que el españolista típico gasta delante de un activista catalanesco, pedagógico y esforzado, se vuelve rabia en presencia de Rufián y su apatía castiza y afilada. El candidato de ERC, que es nieto de andaluces y viste como un dandi sevillano de los años setenta, pone a los españoles ante la utilización perversa que el Estado ha hecho de la inmigración que vino a Catalunya durante la dictadura. Y claro, los que no se sienten culpables se sienten descubiertos.

Rufián es como Inés Arrimadas, pero con tupé y con un erotismo vintage, de macho alfa. Igual que la líder de Ciutadans, el candidato de ERC tiene carencias que antes no tenían los políticos de primer nivel. Si Arrimadas ha mejorado a base de practicar, seguro que Rufián también aprenderá el oficio. El cabeza de lista republicano tiene la virtud que no pretende aparentar lo que no es. Yo lo conocí cuando sólo iba a las tertulias del Punt Avui y hacía los mismos gestos, tenía la misma actitud e iba vestido exactamente de la misma manera un tanto estrafalaria. Rufián es un sufridor contenido y orgulloso que se ha hecho un caparazón para protegerse de sus inseguridades y también de los menosprecios clasistas, que todo el mundo sabe cómo circulan en este país de buena gente.

Rufián es como Inés Arrimadas, pero con tupé y una sexualidad de macho alfa
Hijo de padres socialistas muy politizados, Rufián pasó su infancia en un bloque de pisos con aluminosis ya desaparecido, en el barrio de Fondo de Santa Coloma de Gramenet. El candidato de ERC es la última de las figuras jóvenes que ha vivido una carrera fulgurante en esta Operación Triunfo que ha puesto en marcha la política española. Rufián se ha hecho un sitio con un discurso de frases cortas y grandilocuentes, ideales para ser tuiteadas y lograr muchos seguidores en Twitter. Como tiene un estilo propio, es fácil caricaturizarlo. Otra cosa es que su éxito sea fruto de un ambiente grotesco, que ha explotado el chantaje emocional hasta la pornografía.

En Catalunya, mucha gente espera que recite sus tuits en la tarima del Congreso. Unos lo esperan porque son morbosos; otros porque, en su  ingenuidad, lo ven como una especie de exorcista ante los demonios de la vieja España. Yo tengo más curiosidad por ver si es capaz de mantener este encanto de hombre convencido de que el poder no puede robarle nada ni darle ningún lujo que desee. Por ahora el hecho de que sea tan calmado y hable bajo, en un momento que todo el mundo está tan nervioso, es positivo. A él gusta decir que todo saldrá bien, y a mí me gusta decir que ya veremos.