No se está enjuiciando al Partido Popular y así lo hacía constar el presidente del Tribunal, Ángel Hurtado, ante la forma de las preguntas de la defensa del extesorero del PP, Luis Bárcenas. Eso, a pesar del revuelo que ha planeado sobre el partido, que sólo participa a título lucrativo en el caso. Pero el presunto cabeza de la trama Gürtel, Francisco Correa, ha profundizado en la lacra mediática que por momentos parecía amenazarle la investidura al presidente en funciones, Mariano Rajoy. Correa ha declarado que tenía vía libre para entrar en su sede, como si fuera un miembro de la dirección del partido, y además, lo hacía cargado de dinero.

"No solamente llevaba el dinero a la sede del PP, sino a su casa [de Bárcenas], en la calle Príncipe de Vergara, también. Yo no pasaba por el escáner de Génova, sino que tenía una tarjeta especial como los miembros de la ejecutiva y entraba por el parking y eso está registrado, se puede comprobar", ha sentenciado el acusado. 

Correa respondía de esa manera a las preguntas de su defensa, Juan Carlos Navarro, con el objetivo de matizar y aclarar elementos de las otras dos sesiones del juicio. El resto de cuestiones de los letrados han sido ignoradas, como consecuencia de un cambio de estrategia por parte del acusado. Es decir, se esperaba que Correa sólo contestara las preguntas de la acusación popular del Partido Socialista de la Comunidad Valenciana, pero finalmente no lo ha hecho ni con este y se ha generado un juicio en el vacío. La acción, aconsejada por su abogado, ha dejado sorprendido al Tribunal y al resto de acusaciones.

Uno de los momentos de más tensión ha sido en relación con Luis Bárcenas. El letrado de Bárcenas, Francisco Maroto, quería demostrar que en la declaración del empresario había "animadversión personal" hacia el extesorero porque a menudo le llamaba "cabrón" cuándo hablaba de él. "¿No es más cierto que usted se ha inventado toda esta historia para perjudicar a Bárcenas y al PP?", decía Maroto, sin respuesta. Sí le ha respondido más tarde Correa, a petición de su abogado. "No tengo ningún tipo de animadversión hacia Bárcenas", ha asegurado, afirmando que eso era en un "100%" así y no había un prejuicio personal.

A pesar del episodio de entrar en Génova por el párking, Correa se ha cuidado de alejar a las principales figuras del PP de cualquier implicación. Sobre Rajoy ya negó que hubiera participado en la trama. Sobre el expresidente español, José Maria Aznar, ha rechazado mantener una relación personal. "He trabajado con él muchos años, pero me miraba, me sonreía y ya está", ha dicho. Por tanto, la única vinculación que se conoce con Aznar sería a través de su yerno, Alejandro Agag, de quien explicó haber ido a su boda. Tampoco tenía "relación personal", con el exministro Francisco Álvarez-Cascos. "Yo no he sido íntimo amigo de Paco Cascos, le he visto un par de veces y no he hablado nada con él", ha asegurado.

La defensa de Bárcenas no se ha conformado y ha pedido al tribunal que se cite a declarar a los presidentes de ACS y OHL Florentino Pérez y Juan Miguel Villar Mir. También, a la expresidenta de la CNMV y exministra de Medio Ambiente Elvira Rodríguez; el expresidente balear y también responsable de esta cartera Jaume Matas; y al exministro de Fomento, Rafael Arias Salgado. Estos fueron señalados por Bárcenas en la última sesión. Pero el Tribunal ha desestimado aceptar su presencia, ya que en todo caso, lo tendrían que hacer si fueran imputados en la trama, como no lo están por el momento.

De entre el resto, la mayoría de defensas buscaban encontrar contradicciones en las declaraciones del acusado. Han intervenido la defensa del número 2 de Gürtel, Pablo Crespo, que ejerce el abogado Miguel Durán, la de Luis de Miguel –el arquitecto financiero de Gürtel– y que ejerce él mismo, y la de la exadministradora de las empresas del grupo Isabel Felisa Jordán. Correa no les ha contestado, como tampoco al PSPV, ni tampoco al PSOE de Madrid, la Abogacía del Estado, a la Comunidad Madrid, al Ayuntamiento de Madrid, como estaba previsto.

La mayoría de intervenciones de Correa han tomado un tono soberbio, que ha causado las risas de algunos abogados. "Yo tengo una memoria privilegiada y todo lo llevo escrito en la cabeza", ha dicho en una de las ocasiones. En otra, el presidente del Tribunal le ha tenido que cortar porque respondía a cuestiones sobre las cuales nadie le había interpelado. Eso, después de mirar el juicio de poco más de tres horas, en dos de las cuales ha hecho caso omiso a las cuestiones de las defensas participantes.