La industria de los videojuegos se caracteriza por abanderar en muchas ocasiones el progreso tecnológico. El hardware de las consolas y los ordenadores, así como los títulos de los que se nutren, están evolucionando continuamente. Se trata de un negocio que constantemente explora nuevas formas de sorprender al público, tanto al más joven como al adulto que lleva muchas experiencias vividas a los mandos.

Dentro de este sector, existe un negocio basado en la nostalgia y que atrae al público más antiguo. Una de las compañías que más sabe explotar esta línea de mercado es Nintendo. La empresa japonesa lanzó en noviembre de 2016 la Nintendo Classic Mini, una versión en miniatura de la icónica Nintendo Entertainment System (NES) de 1986. Pese a tratarse de un producto de edición limitada, la enorme acogida llevó a la compañía a incrementar sus existencias y vendió 2,3 millones de unidades en todo el mundo hasta que se frenó su producción el pasado abril.

El éxito alcanzado por esta revisión de la NES animó a Nintendo a continuar con el negocio de la nostalgia. De modo que este verano, la empresa de Kioto anunció el lanzamiento de Super NES Classic Edition, una reedición de la Super Nintendo de 1992, para el próximo 29 de septiembre. Poco después de su anuncio, las reservas en todas las tiendas se agotaron en cuestión de horas. La falta de stock de Nintendo y la enorme expectación por los consumidores ha dado pie a que la consola sea víctima de la especulación en algunos bazares online.

Por eso mismo Nintendo no parece querer dejar pasar el tren de las consolas retro. La compañía ha realizado un registro del mando de Nintendo 64 en la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), lo que supondría el regreso de su famosa plataforma de sobremesa que pisó el mercado español en 1997.

Lo cierto es que Nintendo es una empresa que rentabiliza mucho la nostalgia. Sus sagas más famosas siguen causando tanto impacto como cuando vieron la luz hace tres décadas, con ejemplos tan reconocibles como Super Mario (1985), The Legend of Zelda (1986) o Pokémon (1996). La empresa japonesa no ha dejado de exprimir sus licencias más importantes durante todos estos años y sigue dejando marca entre los fans de siempre y los nuevos.

La generación de los remasterizados

Por otro lado, desde la salida de Xbox One y PlayStation 4 en 2013, han sido muchos los estudios de desarrollo de videojuegos que han remasterizado algunos de los juegos más icónicos. Se tratan de títulos antiguos que reciben mejoras a nivel técnico para sacar partido del hardware de las consolas de última generación. Varias compañías han aprovechado la cuota de mercado de la nostalgia.

El ejemplo más reciente y de mayor relevancia es Crash Bandicoot N. Sane Trilogy, que contiene las tres primeras entregas de la saga en un formato remasterizado y adaptado a las especificaciones técnicas de PlayStation 4. El título llegó el pasado 30 de junio al mercado, y en sólo dos días se convirtió en el título más vendido del mes, además de lograr el mejor estreno en ventas de un juego exclusivo de la consola de Sony en lo que va de 2017.

Otros juegos como Bioshock: The Collection, Uncharted: The Nathan Drake’s Collection, The Last of Us Remastered, Halo: The Masterchief Collection o Assassin’s Creed: The Ezio Collection, entre otros, son ejemplos de cómo en esta generación de consolas el mercado de la nostalgia ha tenido su público.