Renata Ávila es una abogada guatemalteca especializada en derechos humanos y también en derechos digitales. Forma parte del equipo de defensores de Julian Assange, dirigido por Baltasar Garzón. Está en Barcelona para asistir a la presentación de la película Garzón / Assange, el juez y el rebelde, unos coproducción hispanoalemana, con la participación de MEDIAPRO, dirigida por Clara López Rubio y Juan Pancorbo, que muestra la tarea de Baltasar Garzón como dirigente de la defensa del líder de Wikileaks. Es entrevistada telefónicamente por El Nacional y explica en qué situación está, hoy por hoy, el caso de Assange, que todavía se mantiene en la embajada de Ecuador en Londres tras casi cinco años de encierro.

Renata Avila David Kindler (CC BY 2.0)

Renata Ávila. Foto: David Kindler (CC BY 2.0).

Una medida que llega tarde

Renata Ávila asegura que esta medida no ha sorprendido a los abogados de Assange. En realidad, hacía mucho que esperaban esta decisión, especialmente de que el Comité de Detenciones Arbitrarias de la ONU dictaminó que la detención de Assange era arbitraria y reclamó que el Reino Unido y Suecia lo dejaran marcharse e incluso que lo indemnizaran por el tiempo que había pasado encerrado en la embajada de Ecuador en Londres. Pero la resolución de la ONU se dictó en diciembre de 2015 y Ávila ha criticado que Suecia haya tardado casi un año y medio "en respetar los estándares jurídicos internacionales".

Todavía en riesgo

Ávila afirma que Assange no sale todavía de la embajada porque si dejara su encierro podría ser arrestado y mientras se mantuviera en esta situación podría ser reclamado por Estados Unidos. Gran Bretaña acusa en Assange de haber roto su libertad condicional, porque se refugió en la embajada de Ecuador mientras era reclamado por Suecia por un delito sexual. Renata Ávila justifica que el fundador de Wikileaks rompiera las condiciones de su libertad condicional: "Assange estaba arrestado fuera de Londres y se le imposibilitaba hacer cualquier actividad profesional, como dar una conferencia a la universidad. Si quería ejercer al derecho de asilo, obviamente, tenía que romper con las reglas de la libertad condicional, porque tenía que llegar a Londres". Renata Ávila reclama que la policía inglesa reconozca este hecho y encuentre para Assange "una solución dentro del marco internacional de los derechos humanos". La máxima esperanza, hoy por hoy, para Assange, son las negociaciones diplomáticas entre Quito y Londres, que podrían permitir que el fundador de Wikileaks saliera de la embajada con un salvoconducto y pudiera viajar al Ecuador sin ser molestado.

Un peligro para todos

Renata Ávila afirma que en realidad el caso sueco era una cortina de humo para el caso realmente grave: el proceso pendiente contra Assange en Estados Unidos por espionaje, en el que podría recibir una pena gravísima. Los abogados de Assange aseguran que en el momento actual ya no se puede esconder la persecución política contra los disidentes en los EE.UU., porque el director de la CIA y el secretario de Estado han amenazado públicamente a todos aquellos que pongan al descubierto los secretos de Estado. Renata Ávila destaca que Assange corre peligro, pero al igual que él, corren peligro todos aquellos que quieran hacer un escrutinio en las acciones más oscuras de los Estados Unidos. Apunta que se quiere neutralizar cualquier crítica, y que eso deja a los periodistas y a los disidentes en una posición muy frágil. Ante la situación de un mundo, "en el que los regímenes de extrema derecha y totalitarios están al alza, renunciar al derecho de asilo es poner con peligro la integridad de muchos disidentes". Por eso, Renata Ávila asegura que la salida de Assange de la embajada de Ecuador es una cuestión que afecta a los derechos humanos.