El juzgado de instrucción 19 de Barcelona ha empezado a investigar el accidente entre el buque ruso y el pesquero que acabó hundido en el puerto de Barcelona y en el que han muerto dos pescadores. El juez ha imputado al capitán y el primer oficial del mercante ruso y los atribuye un delito de imprudencia, a la espera de recuperar los cuerpos que continúan sumergidos en el fondo del mar.
Los dos imputados están citados mañana a declarar a la Ciutat de la Justícia. Los supervivientes del pesquero ya declararon como testigos en dependencias de la Guardia Civil. También se está investigando quién es el propietario del barco ruso y la aseguradora.
El pesquero se hundió el lunes a primera hora de la tarde cuando el mercante ruso MID Volga 2 embistió El Fairell. El pesquero de dimensiones mucho más reducidas se hundió en poco rato a raíz del impacto. Está a más de 160 metros de profundidad. El mismo mercante dio la alerta y rescató a dos de los tripulantes de El Fairell, mientras que los otros dos son los que se encuentran desaparecidos. Se trata de un marinero de nacionalidad marroquí de 34 años y otro de nacionalidad senegalesa de 37.
La embarcación Lluerna de inspección pesquera de la Generalitat y el buque de la Armada Sella procedente de València, localizaron la posición del pesquero hundido, a tres millas en el sur de la entrada del puerto de Barcelona y a 160 metros de profundidad.
La embarcación de pesca tenía una eslora de 25 metros. Fue construida el año 1999 y tenia matrícula de Barcelona. El MID Volga 2, de 140 metros de eslora, había llegado al Puerto de Barcelona procedente de la ciudad rusa de Yeysk y había zarpado con destino al puerto de Alejandría, en Egipto.
Un robot para localizar los cuerpos
Todavía no se han podido localizar los cuerpos de los pescadores. Por este motivo se ha traído hasta Barcelona el robot ROV Comanche de Salvamento Marítimo. Los dos marineros que estaban en el interior del barco en el momento del accidente continúan desaparecidos. De momento el robot sólo está captando imágenes del barco hundido. Ha hecho varias inspecciones durante toda la noche, pero es demasiado grande para poder entrar en el interior de la embarcación.
El robot, que llegó el miércoles desde la Coruña y Cartagena, está configurado para trabajar hasta los 1.000 metros de profundidad y recoge todo tipo de datos con las cámaras fotográficas, sensores y sonar.
