Eduard Ardiaca fue el lunes a reclamar una deuda a su cuñado, Josep Puig-Gros, propietario, junto con él, de Cansaladeries Puig-Gros, pero murió. Josep Puig-Gros lo habría matado porque le debía dinero. Esta es la principal hipótesis del caso con la que trabajan los investigadores, según ha podido saber El Nacional.

Ardiaca desapareció el lunes y lo encontraron muerto dentro del maletero de su coche el viernes por la mañana en el barrio de Hostafrancs de Barcelona, muy cerca de la estación de Sants. Sólo dos días después de su desaparición la policía ya detuvo a su cuñado, Josep Puig-Gros. Encontraron casquillos de bala en el obrador de la fábrica de Torre-Serona. Pero lo dejó en libertad al cabo de unas horas por falta de pruebas. La detención del viernes fue relámpago.

Los vecinos alertan a la policía a las 12 horas del mediodía, la comitiva judicial se lleva el cadáver a las tres de la tarde y antes de las siete los Mossos d'Esquadra detienen en Lleida al cuñado de la víctima como presunto asesino.

Versión contradictoria del detenido

Josep Puig-Gros declaró el sábado en los juzgados de Lleida y después el juez lo encerró en la prisión mientras no se haga el juicio y continúa la instrucción del caso.

En el interrogatorio, Puig-Gros explica una versión completamente diferente de lo que marca la línea de la investigación. El detenido intentó eludir las pruebas que lo vinculan con el caso y asegura que la víctima había pedido dinero a prestamistas que todavía no había devuelto. Puig-Gros sí que reconoció que el lunes pasado estuvo en Barcelona aunque, según él, por asuntos financieros.

Los Mossos detuvieron el miércoles a Puig-Gros por primera vez después de que su hermana, mujer de la víctima, denunciara la desaparición de Eduard Ardiaca.

Reconstrucción de los hechos

El lunes al mediodía los vecinos de l'Albesa ven a Eduard Albiaca. Es la última vez que se le ve en vida. Aquella noche no duerme en casa, y su mujer llama el martes a la policía para denunciar su desaparición. Los medios locales se hacen eco, y la policía empieza una investigación que acaba con la detención del cuñado y socio del desaparecido. La fábrica que tienen en común puede haber sido la escena de un crimen. Encuentran varios casquillos de bala. Pero el mismo día la policía deja en libertad a Josep Puig-Gros.

El viernes por la mañana el propietario del bar El Racó de l'Alfons intenta quitar con lejía una mancha que hay junto a la acera, muy cerca de su restaurante. No sale de ninguna manera y además el coche desprende un fuerte olor. Hacía 5 días que estaba aparcado en la zona verde y tenía una multa y todo.

La policía llega y dentro del vehículo, en el maletero, encuentra un cadáver. El fuerte olor se propaga rápidamente por toda la calle, como la noticia, y al cabo de poco rato llegan los medios de comunicación. Los primeros periodistas que llegan al lugar de los hechos pueden pasar sin problemas hasta el bar, entre ellos los de El Nacional, y pueden hablar directamente con el testigo principal de los únicos hechos que se conocen hasta el momento. La comitiva judicial llega y hace el levantamiento del cadáver hacia las tres de la tarde. Sobre las tres y media, una grúa municipal se lleva el coche.

El viernes, una vez el cadáver llega a la mesa de autopsias y se hace la identificación, pasan menos de 4 horas, y la policía vuelve a detener a Puig-Gros. La víctima es su cuñado, desaparecido el lunes.