¿El niño se tiene que disfrazar de policía y la niña de enfermera? ¿Pueden invertir los roles establecidos y disfrazarse de aquello que deseen? ¿Existe el sexismo, todavía, en los disfraces de de los más pequeños?

Con la fiesta de Carnaval a tocar -será el próximo 26 de febrero-, las empresas de disfraces lanzan anuncios y promociones publicitarias con el fin de captar a niños y niñas y que estos adquieran sus productos.

Los disfraces son, actualmente, herramientas con el fin de educar a los niños y hacerles soñar con la existencia de realidades o personajes fantásticos. ¿Así pues, todavía existe la denominación de 'azul y rosa' en el ámbito de los disfraces? La experiencia nos dice que no, que cada vez más familias y niños están apostando por vestir a sus niños tal como ellos mismos piden y sin prejuicios.

La fundadora de la empresa Realkiddys, Alba Alonso, ha explicado a El Nacional que "la visualización que tienen los adultos del mundo" se ve reflejada en los actuales disfraces: "Explicamos cosas a los niños, un modo de explicar la realidad a través de los disfraces. En las tiendas muchas profesiones únicamente se vinculan al ámbito masculino".

Alonso inició la campaña #soyyoquiendecide que pretende dar al niño la libertad de escoger por él mismo y sin condicionantes aquellos juguetes y disfraces según sus preferencias: "A veces no se respetan ni los gustos ni las opiniones de los niños y le acaban gustando unas cosas concretas por imposición o inconsciencia de los padres".

Ahora bien, una gran parte de los disfraces que se encuentran en el mercado responden a profesiones cotidianas. La orientación de disfraces de profesiones como la de policía, bombero o doctor es masculina. En consecuencia, otros como la de enfermera se destinan exclusivamente a las niñas.

Al mismo tiempo, cuando algunas de estas empresas deciden apostar por hacer el mismo diseño para niños y para niñas, el disfraz no es exactamente igual y se introducen varios elementos distintivos como faldas, medias, delantales o cofias, entre otros.

Reproducción de los roles de la sociedad

En este contexto, a inicios de este mes de febrero, la diputada de En Comú Podem, Marta Sibina, denunció en un tuit algunos disfraces para niñas de entre 4 y 6 años y en lo que se producía una sexualización evidente de las niñas. Opinión compartida por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Esta opinión también es compartida por Elena Duque de la Community of Research on Excellence for All (CREA), grupo que tiene varias líneas de investigación sobre prevención de la violencia de género: "Lo que estamos haciendo a través de los disfraces es una reproducción de los roles de la sociedad tradicional".

Duque también cree que el actual modelo de disfraces "no presenta todas las opciones", y que se tendría que avanzar hacia un modelo que las presente todas y que disfraces de profesiones como científicos, periodistas o profesores se deben presentar para ambos géneros y "sin ser excluyentes". Al mismo tiempo, ha advertido que los padres no deben "obligar" al niño a escoger, necesariamente, disfraces del género contrario, sino que debería ser él mismo quien escogiera si hacerlo: "Si volvemos a obligarlos, pasaremos de una imposición a otra".

¿Así pues, qué contribución está teniendo la sociedad al preservar esta situación? ¿Los fabricantes de disfraces están siendo sexistas en el enfoque en venta de determinados disfraces?

Discrepancias del sector

El sector de los disfraces no puede estar más en desacuerdo con las palabras de Alonso y Duque. El gerente de los almacenes Casa Ángel, Joaquin Horrillo, hace más de 30 años que se dedica y rehúsa de forma tajante una distinción entre niños y niñas al mismo tiempo exponer los disfraces: "No hay ningún tipo de sexismo. Todos los importadores españoles cuidamos el detalle y todos pensamos igual. Hacemos los catálogos, escogemos a los modelos y se cuida el diseño del producto tanto si es por niño o por niña, sin distinciones".

Horrillo cree que determinadas publicidades discriminatorias o sexistas provienen del sureste asiático y que las empresas de estos países reproducen sin distinción. Otras fuentes del sector, que también fabrican disfraces, coinciden con Horrillo que cada vez más se hacen más diseños para ambos géneros sin ningún tipo de distinción: "Cada vez más se hacen las dos versiones. Actualmente los disfraces de guardas ingleses y granjeros están teniendo mucho éxito y son para los dos géneros", han apuntado estas fuentes.

Esta opinión es compartida parcialmente por el portavoz de Facua, Miguel Ángel Serrano, aunque para él estas prácticas "son casos específicos y se tendría que valorar específicamente". Serrano ha asegurado que mucha polémica sexista en relación a la publicidad y la venta proviene de empresas de terceros países "que no se adaptan a la normativa europea", aunque ha insistido en rechazar cualquier discriminación en este ámbito.

Con el fin de evitar estas prácticas, fuentes del sector han recomendado a los padres de los niños comprar en lugares especializados y que conozcan la normativa: "Algunas empresas sólo venden disfraces dos meses, nosotros vendemos todo el año", han concluido estas fuentes.

Implicación de los padres

Por otra parte, quizás no acabamos de ser conscientes de estas realidades al adquirir un disfraz infantil y aceptamos como normal que el disfraz de policía esté destinado únicamente a niños y la enfermera únicamente a niñas, para dar dos ejemplos.

O que, al mismo tiempo, la tienda decida ubicar en zonas diferenciadas de la tienda el mismo disfraz aunque sea del mismo tipo, estableciendo diferencias entre géneros y trasladando a la ciudadanía que son productos diferentes y no guardan relación.

¿Así pues, los padres de estos niños son conscientes de estas realidades en el momento de adquirir los disfraces infantiles de Carnaval? 

El presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), José Luis Pazos, cree que los niños desde pequeños "se les dice lo que tienen que hacer y que no", y que determinados padres que actúan de una determinada manera con los disfraces "están dando su punto de vista".

"Las escuelas ya están advirtiendo que no se debe dar un roles preestablecidos. Algunos comportamientos ya están interiorizados y cuando disfrazan al niño de rey y a la niña de princesa, ya se está ofreciendo un punto de vista de la sociedad ", explicó Pazos, al tiempo que cree que falta pedagogía en este ámbito.

Al parecer, la sociedad está sufriendo un cambio de mentalidad que progresivamente, va ganando peso: dotar al niño de una total libertad de elección y que, en base a sus preferencias, se disfrace de lo que más le guste . Dejando al margen prejuicios, el mercado ofrece un gran abanico de posibilidades para convertir este día en mágico para los más pequeños de casa.

Desgraciadamente, las malas praxis existen en todos los sectores y el de los disfraces no es una excepción. Los padres y representantes públicos deben detectar aquellas situaciones donde se comente una discriminación o abuso y denunciarlas en su caso.