La Verbena de San Juan es una de las festividades más celebradas en Catalunya. A medida que se acerca la noche más corta del año, las casas y calles se llenan del sonido propio con esta fiesta: el del petardo. Hay personas que les gustan más o menos, pero quien a menudo pasan la noche más larga (y no la más corta) del año son los perros.

Los petardos son un estímulo desagradable para la mayoría de perros. De hecho, suponen un sonido aterrador que no tienen tiempo de superar. Tal como apuntan desde la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA), estos animales “no tienen tiempo de descanso suficiente” entre cada explosión, por lo que no se puede producir “el aprendizaje necesario” para superar el susto.

Por ello, a partir de las recomendaciones de ésta y otras asociaciones, El Nacional ha elaborado una guía esencial para que los perros sufran lo mínimo esta noche.

Por qué tiene miedo

Los perros tienen una sensibilidad especial en el oído. Son capaces de escuchar sonidos hasta tres veces superiores que los humanos, hasta llegar a los 60.000 Hz. Además, hay que tener en cuenta que el instinto de los caninos es asociar un fuerte ruido a un peligro, y al detectar que podrían sufrir algún daño mayor, se asustan.

Además, los perros tienen miedo según otros factores, que incrementan o disminuyen su susceptibilidad a la explosión de los petardos. Inciden la genética, la personalidad y la exposición del cachorro a ruidos durante sus primeros años. Por otro lado, también la actitud del propietario y el contacto con perros miedosos son otros elementos a tener en cuenta.

Qué hará cuando se asuste

Las reacciones más habituales ante el ruido de petardos es salir corriendo sin control, sin ningún destino aparente, y esconderse en lugar aislados, como por ejemplo la cama o la bañera.

Además, es posible que el miedo haga que el cano tenga más sed, por lo que debemos darle abundante agua. Por otro lado, hay que estar atentos a la posibilidad que se haga pis dentro de casa.

Qué debemos hacer

Ser comprensivos. El mal comportamiento no nos debe poner nerviosos. Es conveniente mostrarse comprensivo y entender que su forma de ser en la Verbena responde a su miedo. Jamás debemos castigarle ni mostrar nuestro enfado, esto solo haría empeorar su estado.

Ignorarles. Al mismo tiempo, conviene ignorar su reacción. No debemos ponernos encima de ellos e intentar calmarles, porque esto acrecentará su actitud y su comportamiento alterados. En definitiva, debemos mostrarnos con naturalidad y calma para transmitirles buenas sensaciones.

Pensar una terapia y no automedicarlos. Debemos realizar una terapia para disminuir los efectos de su miedo. Para ello, aunque nosotros consideremos que hay que administrarle un sedante, debemos consultar antes con el veterinario.

Pasar la Verbena alejado de la fiesta. Lo más conveniente es buscar un lugar que esté alejado de la celebración, en la medida de lo posible.

Aislar el ruido. Debemos proceder al cierre de ventanas y persianas para que el ruido del exterior llegue el mínimo posible.

Ser permisivos (por un día). Si el animal quiere estar en lugar que a menudo no le está permitido, como por ejemplo la zona de habitaciones, se debe permitir que se mantenga en la estancia. Normalmente eligen zonas oscuras y pequeñas.