Vergonzante imagen la que dieron ayer domingo, precisamente en el Día del Padre, un grupo de progenitores de los jugadores infantiles de los equipos mallorquines Alaró y Collerense, cuando se enzarzaron en una batalla campal a raíz de una dura entrada de uno de los jugadores, que cuentan entre 12 y 13 años.

La jugada llevó a una discusión entre jugadores que fue a más cuando tomaron parte los padres, ya que algunos de ellos invadieron el terreno de juego y empezaron a pelearse entre ellos. Luego la pelea se trasladó a la grada, donde diversos aficionados se enzarzaron también a puñetazos.

El encuentro tuvo que ser suspendido por el árbitro. Los dos clubes han condenado los hechos.