Albert Batlle es abogado, tiene 63 años y hace más de media vida que trabaja en las instituciones públicas. Su trayectoria política empieza en el Ayuntamiento de Barcelona el año 1983, básicamente centrada en el terreno deportivo durante los gobiernos de Pasqual Maragall y Jordi Hereu. Es un gran defensor de los Ayuntamientos como escuela de políticos. En el 2003, el tripartito lo nombra director general de Servicios Penitenciarios y Justicia Juvenil. Estuvo bajo el mandato de los consellers Josep Maria Vallès y Montserrat Tura hasta que el 2011, cuando el tripartito vuelve a la oposición, entra en la Oficina Antifraude de Catalunya para ser el director adjunto. En junio del 2014, y después de que Manel Prat dimitiera como director general de la Policía, Batlle lo releva. Entra con Ramon Espadaler en la Conselleria de Interior y Jordi Jané, el actual titular, lo mantiene al frente de la gestión de la Policía de Catalunya. No hace muchas entrevistas, pero cuando se pone, se desahoga.

Ha habido un cambio de conseller (Ramon Espadaler por Jordi Jané). ¿También es un cambio de estrategia y táctica en el departament? ¿Cómo lo vive un director general de la policía? 
Estas cosas se tienen que vivir con normalidad en una estructura tan profesional como la de la Policía y en quien la dirige circunstancialmente, que es el director general. Yo siempre he dicho –se lo dije al conseller Espadaler cuando tuve el primer contacto con el cuerpo, y al conseller Jané cuando tomó posesión– que con respecto a la Policía pueden estar tranquilos, porque es una casa muy arreglada. Hay una estructura muy profesional y tenemos una Policía ya muy madura, teniendo en cuenta que el despliegue es reciente. Todavía no hace siete años que los Mossos están desplegados en el conjunto de Catalunya, pero ciertamente se han convertido en la policía integral del país y ya en estos momentos funciona casi de memoria.

Estamos en una legislatura diferente que trabaja para la desconexión del Estado español. ¿Desde la Policía se trabaja también directamente hacia este objetivo?
A la Policía la tenemos que mantener en la función que ya tiene. Pueden estar las mayorías en el Parlament sobre el tema soberanista, pueden ser más o menos ajustadas, pero hay un anchísimo consenso con respecto al modelo de seguridad. Los sectores más extremos del arco parlamentario pueden tener una concepción diferenciada, pero el arco central político y social del país creo que comparte un modelo de seguridad. La función de la Policía es trabajar por la seguridad del país, bajo cualquier circunstancia. Hay un acento muy importante en el carácter social de las políticas de seguridad, de garantizar el disfrute de los derechos y las libertades de todos los ciudadanos y proteger a los sectores más débiles. Y eso no lo cuestiona nadie.

El conseller Jané en su comparecencia en el Parlament, sin embargo, definió muy claramente que los Mossos tenían que ser una policía de Estado y explicó cómo lo quería hacer. Entre lo que quiere hacer, está la presencia de los Mossos en los organismos internacionales, de colaboración con más policías, poder actuar fuera de las fronteras, una nueva ley de la policía... Todo eso es hacer una policía de Estado.
Evidentemente el cuerpo de los Mossos d'Esquadra es una policía de Estado. Pero yo diría que lo tiene que ser en cualquiera de los escenarios. Incluso en el escenario del Estado unitario defendemos que el Estado español se tendría que despreocupar de los temas de seguridad en el territorio catalán, porque aquí hay una policía integral que puede actuar en todos los ámbitos de la seguridad. Cuando nosotros reclamamos estar en los organismos internacionales que analizan temas de seguridad lo que decimos es que no hace falta intermediarios, que nos podemos relacionar directamente. Está el proceso y el marco del Parlament, pero los Mossos d'Esquadra, en cualquiera de las circunstancias, tendrían que aspirar a ampliar el carácter de policía integral. ¿Por qué no podemos ser Policía de fronteras? ¿Por qué no podemos ser Policía en temas de extranjería? Por qué no podemos ser quien expida los documentos de identidad? ¿Por qué no podemos ser la Policía que haga los controles de costa? No tiene demasiado sentido que estemos duplicando y triplicando estructuras. Aquí está el cuerpo de los Mossos y está en disposición de asumir más competencias de las que tiene. Le podemos decir policía integral o policía de Estado.

Una policía de Estado con más Mossos...
Cuando defendemos a una policía integral quiere decir que pueda asumir todas las competencias y que lo pueda hacer con recursos materiales y humanos. Llevamos unos años de recortes que también han afectado a la Policía. Deseamos que haya presupuestos, consideramos que esta legislatura no puede ir con presupuestos prorrogados. Pediremos desde el Departament de Interior que se haga un esfuerzo por aprobar unos presupuestos y que dentro de estos presupuestos estén las correspondientes ofertas públicas, entre ellas una promoción del cuerpo de los Mossos d'Esquadra. Hace cuatro o cinco años que no se hace.

¿Cuándo será esta promoción?
Tampoco nos tenemos que atacar de los nervios. Estamos en el mes de marzo, la previsión es que el presupuesto se pueda aprobar a finales del primer semestre y que entonces se pueda hacer la oferta pública de ocupación. Por lo tanto, difícilmente la incorporación será en un corto plazo. Vaya, imposible. Yo en estos momentos lo que necesito es que se apruebe una convocatoria de Mossos. Si después se incorporan a finales de este año o a lo largo del 2017, ya sería otro tema. Y si finalmente no puede ser la oferta pública, pues el cuerpo de Mossos es un cuerpo disciplinado, y nos ajustaremos a las circunstancias que se deriven.

¿Y de cuántos Mossos estamos hablando?
La promoción inicial que pediríamos sería en torno a 400. Es una petición que tendremos que ajustar en función de las disponibilidades presupuestarias del conjunto del reparto que se pueda hacer de la oferta pública.

Caso Quintana: “Probablemente fue consecuencia de una actuación policial”

El talante del departament ha cambiado en los últimos años. Se están admitiendo lesiones de pelotas de goma, se está pidiendo perdón y se está llegando a acuerdos para indemnizar a las víctimas. ¿Es una manera más sensible de hacer o es una manera de evitar que los Mossos acaben sentados en el banquillo de los acusados?
Yo creo que la Administración pública en un Estado democrático tiene que estar en condiciones de dar cuenta de las actuaciones, y está clarísimo que en algunas intervenciones como las que corresponden a una policía hay un porcentaje de errores. El problema es que estos errores puedan ser detectados y que se puedan corregir. Tendría que ser una práctica normal del conjunto de los servicio públicos.

¿Pero les gustaría ahorrarse el juicio del caso de Ester Quintana?
Por descontado que sí. Es más, creo que hemos hecho un esfuerzo reparador muy importante, muy importante. Al principio, preservando la presunción de inocencia de todos los que estén involucrados en este caso. Probablemente eso fue consecuencia de una actuación policial, que posiblemente será muy difícil de determinar, pero en cambio, nosotros hemos hecho este esfuerzo por hacer la indemnización.

Internamente también han pasado cosas a raíz del caso Ester Quintana...
Sí, creo que habido asunciones de responsabilidades, estas son bien conocidas...

Habido la dimisión de su predecesor, Manel Prat...
Sí. Efectivamente, cuando hay responsabilidades en temas de estos, pues se tienen que asumir responsabilidades. Se ha hecho en el pasado y, por descontado, se tiene que hacer en un futuro.

Terrorismo: “la buena información es la que se hace y no se explica”

Hay una partida de 11 millones y medio euros destinada al antiterrorismo. ¿Qué trabajo se hace y cuál es la estrategia?
Hemos tenido una nueva realidad que no podíamos prever hace un año y medio. Después de los atentados de Charlie Hebdo y de la certeza de que el terrorismo islamista se ha instalado en Europa para quedarse, evidentemente todas las policías del continente se tienen que ajustar. ¿Cómo lo queremos hacer nosotros? Pues que de manera no vaya en detrimento de la seguridad ordinaria que tenemos encomendada. Y es por eso que establecimos un plan inicial que es que, después de los hechos de Charlie Hebdo, el mes de mayo aprobamos el Programa Operativo Especial (POE) Antiterrorista y lo reactivamos el 13 de noviembre cuando se produjeron los atentados del Bataclan. En aquel momento vemos que necesitamos ajustar, desde el punto de vista de recursos humanos y materiales, el conjunto de los dispositivos. Pedimos que se reúna la comisión de seguridad del Govern de Catalunya. Y planteamos un fondo de contingencia. Hay una dotación por horas extraordinarias y por material operativo.

¿Pero cómo trabajan los Mossos?
Hay dos pies fundamentales. Hay unidades especializadas como las Áreas Regionales de Recursos Operativos (ARRO), los Tedax y las unidades de seguridad ciudadana (BRIMO) y la comisaría general de información. Cuando hablamos de policía de Estado, hay que tener una potente unidad de información.

¿Cuáles son los puntos calientes?
Hay operaciones de desmantelamiento de células yihadistas. Vamos creando dispositivos en función de las exigencias del momento, como el Mobile World Congress. La protección de intereses de países que podrían estar en conflicto con Daesh, como Francia e Israel o los EEUU. Y la protección de los puntos sensibles de una ciudad de un atractivo turístico como Barcelona: la Sagrada Familia, la catedral...

¿Se están vigilando mezquitas y algunos imanes?
La buena información es la que se hace y no se explica... Se están vigilando lugares especialmente sensibles como el mundo penitenciario. Sitios donde pueden producirse procesos de socialización radicalizada. Estamos haciendo el POE de policías locales para formarlos en programas de detección de radicalismo islamista... Estamos en contacto con el conjunto de la comunidad para procesar las informaciones que se nos puedan hacer llegar...

Pero se están vigilando algunas mezquitas. Entra dentro del contexto. ¿Hay lugares que preocupan más que otros?
Si miramos de dónde viene el proceso de radicalización, ya sabemos que quizás hace cuatro, cinco, diez años el elemento de preocupación fundamental podían ser determinados mensajes de radicalización que salieran de los oratorios y de las mezquitas, pero ahora estamos haciendo un seguimiento, por ejemplo, de toda la red. Nos equivocaríamos si centráramos nuestra atención en las mezquitas... Evidentemente los imanes ya saben perfectamente que cualquier sermón que hagan en una mezquita llegará a los servicios de información, por lo tanto, tenemos que hacer el seguimiento y tenemos que dar la atención que merecen, pero tenemos que diversificar también la investigación de otros elementos de captación.

¿Hay imanes que colaboran?
Está claro que un servicio de información que no tenga establecidos contactos con todos los operadores que intervienen en el tema, sería un error, y por lo tanto procuramos hacerlo.

La última polémica: “La Taser es la alternativa a la pistola”

¿Qué armas tienen que tener los Mossos?
El Govern tiene que dotar a los policías de los medios suficientes para hacer frente a todas las contingencias de seguridad. Ahora, está claro que todo eso lo tienes que someter a los controles parlamentarios. No es bueno que el legislativo interfiera continuamente en los elementos de los cuales está dotada una fuerza policial. Dicho esto, no hay ningún inconveniente en someterse a la auditoría del legislativo con respecto al uso que se haga de estos instrumentos.

¿Eso quiere decir que el grupo de trabajo del Parlament será consultivo? ¿O sea, que no acabarán decidiendo todos los partidos si los Mossos pueden utilizar las Taser?
No quiero poner el carro delante de los bueyes... Queremos ir a explicar en qué consisten los dispositivos de conducción eléctrica (Taser) y, sobre todo, queremos explicar en qué condiciones este instrumento se utilizaría. Querríamos que el mensaje que calara fuera que eso no es un arma de uso indiscriminado. Es un instrumento de uso muy restringido. De hecho, compramos 134 y lo que nos interesa es explicar en qué condiciones se utilizarían. Y siempre es para evitar un mal mayor.

¿Cuándo se utilizaría?
Queremos sacar la imagen de que eso será un instrumento que llevará a la policía para hacer frente a manifestaciones, para hacer frente a conflictos de orden público, para hacer frente a temas de seguridad ciudadana... No. Es un instrumento de uso extraordinario para evitar males mayores. La Taser es la alternativa a la pistola. Es decir, en situaciones en las que ya se ha hecho uso de todo y tendrías que hacer uso del arma de fuego, pues está la Taser, para garantizar la seguridad de las personas, y en algunos casos para garantizar la seguridad del propio agresor. Es decir, situaciones de grave alteración de una persona que se puede causar mal a él mismo o a los otros, temas de secuestros, en fin... Cuando se utilice eso es para no tener que utilizar el arma de fuego.

¿Quién la tendrá?
Habrá una por comisaría. Y estará a disposición del jefe de turno, que será el que la utilizará, o bien el responsable de las unidades operativas. Eso es lo que nosotros queremos explicar al Parlament y tengo el convencimiento de que los grupos parlamentarios serán sensibles a toda esta argumentación. Se trata de buscar una legitimidad añadida al uso de este instrumento.

¿Los Mossos están demasiado vigilados por todo el mundo?
Eso no sé si es bueno o es malo. ¡Es! Y por lo tanto contra eso no puedes hacer nada. Es más, yo haría una coletilla: no es sólo con los Mossos. Creo que, afortunadamente, el conjunto del servicios públicos catalanes estamos sometidos a un escrutinio muy riguroso que no es produce en el Estado español. Creo que es un valor como sociedad. También hay otro hecho que está en nuestro ADN. El hecho de no haber tenido nunca estructuras de Estado, hace que desconfiamos de las estructuras de Estado, incluso de las nuestras.

Lo veo muy cómodo en un cargo muy incómodo...
(Ríe) Sí... Yo pienso que eso te tiene que llegar en un momento de tu vida en el cual ya te lo puedas comer un poco. Llevo muchos años de gestor público. Entré en el Ayuntamiento de Barcelona que acababa de hacer 30 años. Un ayuntamiento es un aprendizaje desde el punto de vista de la gestión pública y después tuve la fortuna de estar unos años de director general de Servicios Penitenciarios. La clave es no somatitzar nunca el conflicto, porque, si no, te bloqueas mucho y eres inoperante. Y este mundo no te lo acabas en cuatro días. Josep Maria Vallès, que me nombró director general de Servicios Penitenciarios, me decía: “Piensa que en este mundo algunos días llueve y otros graniza”. Afortunadamente en la policía muchos días hace sol. 

Fotos: Sergi Alcàzar