La madre del joven que presuntamente agredió a una pareja de homosexuales en Berga ya había advertido el año pasado, mediante una carta en El Periódico, que su hijo estaba enfermo. Afectado por el TDAH, el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, tenía tras de si diversas denuncias por agresiones similares, de más o menos gravedad.

La carta que envió se titulaba "Mi hijo está enfermo y la única solución que me dan es la prisión" y allí exponía la impotencia que sentía ante una sociedad que soluciona los problemas mentales de las personas encerrándolos en centros penitenciarios, cuando tendrían que recibir otro tipo de ayuda.

De hecho, los padres son miembros de la Asociación de Familiares de Trastornos de Conducta (Afatrac), un grupo donde se juntan familiares de personas con diferentes problemas mentales, como distorsión de la realidad, antecedentes violentos o drogadicción, según han informado fuentes próximas al caso a El Nacional. "No es un problema de homofobia, el chico estaba dentro de este programa", aseguran estas fuentes.

En el escrito, enviado diciembre de 2016, la madre emula la canción "Imagine", de John Lennon, para exponer los problemas a los que se enfrentan muchas personas con familiares afectados por enfermedades mentales: Imagina que en los centros educativos no entienden la problemática ni están formados para afrontarla. Imagina que empieza a consumir cannabis y que se pone muy agresivo y acaba ingresado diez días en la Unidad Psiquiátrica Infantojuvenil de un hospital público. Imagina que asiste a la UCA (Unidad de Conductas Adictivas) y que es dado de alta porque él no quiere dejar de consumir, en lugar de hacerle la terapia que requiere para ayudarlo a dejar el consumo. Imagina que lo quieres incapacitar y que, como tiene sólo un 35% de minusvalía, su coeficiente intelectual es normal y es listo, no es ni esquizofrénico ni bipolar (que a veces pensamientos que son las únicas enfermedades mentales que se tienen en cuenta), no encontrarás a ningún juez que se lo conceda. Imagina que llega a la mayoría de edad, que él no tiene ninguna conciencia de enfermedad mental y no puedes hacer ningún trámite sin su consentimiento.

La madre admite en la carta la reincidencia de su hijo en siete agresiones, y que la única solución que le dan es la prisión.