Parece que los comuns no se acaban de encontrar muy cómodos cuando los únicos que les aplauden son las juventudes de Sociedad Civil Catalana. Quizás es por eso que han empezado la semana con un nuevo volantazo. El más madrugador era el líder de Catalunya en Comú (CatComú), Xavier Domènech, el mismo que el pasado sábado anunciaba el posicionamiento sobre el 1-O en Terrassa. A primera hora de la mañana de este lunes, Domènech aseguraba en una entrevista en El món a RAC1 que, pese a que el 1-O se acabará pareciendo al 9-N, estaba "predispuesto" a ir a votar.

En otra cadena de radio, en la Ser, era el coordinador general de EUiA y miembro de la ejecutiva de CatComú, Joan Josep Nuet, quien aseguraba que el 1 de octubre iría a votar, aunque no fuera un referéndum, sino una movilización ciudadana. El también miembro de la Mesa del Parlament de Catalunya, y encausado por permitir el debate sobre la resolución del referéndum, decía —en la Ser—: "Entre el inmovilismo y la participación, estaremos con la gente movilizada".

A continuación era el turno de Ada Colau, quien se pronunciaba en un acto público. A diferencia de la semana pasada, cuando advertía que no pondría "en peligro" a los trabajadores públicos del Ayuntamiento, este lunes la alcaldesa de Barcelona declaraba que la capital pondrá "todas las facilidades para participar en lo que sea, sea el 1-O una movilización a favor del derecho a decidir o si se consigue hacer un referéndum efectivo". Preguntada sobre si votaría, respondía que su predisposición ya había sido "acreditada" en otras movilizaciones, como el 9-N.

En la misma línea, en una entrevista en Catalunya Radio, la portavoz de Catalunya en Comú, Elisenda Alamany, decía que el referéndum del 1-O "no será la solución definitiva", pero que sin embargo se acercaría a su centro de votación. "El 9-N fui a votar y mi predisposición para ir a votar el 1-O es plena", defendía Alamany, que añadía: "Si llamamos o no a la participación es un debate que tendremos más adelante cuando el Govern defina cómo se vincula o se articula el 1-O".

La posición más ambigua

El constante juego de equilibrios de los comuns volvió a quedar en evidencia el pasado sábado, cuando fijaron su posicionamiento —no definitivo, revisable— sobre el referéndum del 1 de octubre. Discutieron tres documentos, y se impuso el más ambiguo de todos. Uno de los descartados, el más próximo a ICV, que pedía rechazar el 1-O porque forma parte de la hoja de ruta de Junts pel Sí y la CUP, fue retirado antes de ser sometido a votación. El otro, más próximo a los postulados de Podem, que pedía implicarse y hacer un llamamiento a la participación, perdió. El que ganó era el que reconocía el 1-O como "movilización" (pero no como referéndum), le daba apoyo como "movilización", pero no hacía un llamamiento a participar en la "movilización".

Las reacciones no se hicieron esperar. Desde el soberanismo, todos los partidos lamentaron que se descolgaran del referéndum. "La resolución de los comuns es como el perro del hortelano, ni come ni deja comer", criticaba Gabriel Rufián, diputado de ERC. Desde los partidos unionistas, la réplica iba en el mismo sentido. "O se está embarazada o no; no se está embarazada a medias", decía Xavier García Albiol, presidente del PP catalán.