El columnista Antoni Puigverd, uno de los principales defensores de la denominada tercera vía a través de sus columnas e intervenciones en diferentes tertulias, ha cargado hoy, en su artículo en La Vanguardia, contra la posibilidad real de un pacto con el Estado para superar el debate catalán.

"Yo puedo ser contenido personalmente, pero no puedo cerrar los ojos a la realidad. Ante este panorama no tengo el atrevimiento de recomendar contención, es decir, resignación", concluye cuando faltan 45 días para el referéndum el que durante los últimos años ha estado el intelectual más ponderado y con más predicamento de esta vía teóricamente intermedia.

Bajo el título "Resignación", el artículo de Puigverd explica que, después de que el TC cerró el paso en el 2010 a la possibilidad de un referéndum que sí contemplaba el Estatut, la salida que se plantea para la reivindicación de Catalunya desde el Estado es la reforma de la Constitución. "Lo dicen seriamente, pero parece una burla, ya que la sociedad española se siente bien cómoda con la Constitución y no tiene nada de ganas de cambiarla", añade.

La mayoría de ciudadanos españoles, según el articulista, sienten el texto constitucional como un traje que "les va bastante a la medida", mientras muchos catalanes "ven que comprime de manera abusiva y asfixiante" pero no tienen "fuerza demográfica" para cambiarla.

"La triste conclusión de este panorama es que solo hay dos salidas: resignación o ruptura", explica.

Según su análisis, "predicar el miedo y pedir la resignación" ha sido la receta de los "moderados catalanes" que solo pueden ofrecer el "deseo de diálogo", dado que el Estado lo ha negado sobre los tres puntos esenciales —financiación, cultura propia y competencias—. "De hecho, el Estado insiste hasta extremos grotescos en la uniformización", añade.

"Este contexto contribuye a reforzar la decisión independentista de echarse al monte. Muchos de ellos no quieren saber que la cosa acabará mal. Otros sí que lo saben y, sin embargo, persisten en su camino. De manera fatalista, como quien, consciente de la irreversibilidad de su enfermedad, escoge la eutanasia. Rechazan los cuidados paliativos que prometen los moderados (los cuales, de hecho, no tienen en el botiquín ni una aspirina que ofrecer)", explica.

Para Puigverd, el aeropuerto de El Prat se ha convierte en la metáfora que resume la situación después de que diez atrás moderados y empresarios pidieron en un acto en Iese la descentralitzación aeroportuaria. "El Estado no cedió. Los moderados callaron", describe. La conclusión es que Aena privatizó parcialmente la gestión, "extrae enormes beneficios de El Prat mientras le reduce la inversión en seguridad y servicios".

Es en este punto donde el columnista concluye que no puede cerrar los ojos a la realidad y no puede recomendar responder al debate planteado en Catalunya con "contención, es decir, resignación".