El Senado dio luz verde a la destitución del Govern y es a la cámara alta a quien le corresponde la función de control durante la aplicación del artículo 155 de la Constitución en la Generalitat, según aseguró el Gobierno antes de su entrada en vigor. El formato previsto eran plenos especiales cada dos meses, aunque también se podían utilizar las sesiones ordinarias para introducir preguntas al respecto. Sin embargo, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ha pasado de puntillas este martes ante la cuestión de la senadora del PSOE María Luisa Carcedo sobre el tema.

Carcedo pedía a Santamaría sobre los planes de la Moncloa al frente del ejecutivo catalán hasta las elecciones del 21 de diciembre. La cuestión es que la vicepresidenta no ha ofrecido información concreta sobre el desembarque de su número dos Roberto Bermúdez de Castro, secretario de Estado de Administraciones Territoriales, en Catalunya en los últimos días, sino que se ha limitado a repetir los cuatro argumentos por los cuales se intervino la administración catalana: "cumplir" con la legalidad, restaurar la "convivencia democrática", celebrar elecciones y la recuperación económica.

Así las cosas, la senadora socialista ha exigido a la vicepresidenta rendir cuentas en la comisión creada para seguir la evolución del 155. Carcedo ha apuntado la convivencia como principal escollo, pues a su parecer el independentismo buscaba "destruir" las instituciones del pacto constitucional de 1978. Si bien, ahí ha cargado contra el Partido Popular y sus "soluciones" propias de los "nuevos frentismos" como la recogida de firmas contra el Estatut. "Se trata de destruir los bloques y los muros" y "seducir a una gran mayoría, como diría Iceta", primer secretario del PSC.

A la vicepresidenta, sin embargo, estas palabras no le han sentado bien y ha sumado al PSOE al frente común para conseguir el hito reivindicado. "En momentos en que el desafío es tan grande, no conviene entretenernos en pequeñeces, sino mirar con la vista muy larga y muy lejos, y saber que recuperar esa normalidad en Catalunya dependerá no sólo del Govern sino de todos nosotros", ha respondido a Carcedo. Santamaría ha vuelto entonces sobre la "fortaleza de la unidad", al par que la "riqueza de la pluralidad", en una alusión indirecta al frente PP, PSC y Ciudadanos.

El hecho es que con el intercambio de reproches con el PSOE, Santamaría no ha expuesto ningún análisis sobre la situación observada por Bermúdez de Castro. Al contrario, ha celebrado los efectos del 155, en concreto, sobre los órganos que se dedicaban a trabajar en la comunicación del proceso, tanto entre la sociedad civil, como con la comunidad internacional. "Se eliminaron" las estructuras de Estado "al servicio" del independentismo –como los redactores del Consejo para la Transición Nacional– y los "embajadores de la independencia" en alusión al Diplocat, se jactó.

Ante ese escenario, la única información revelada ha sido la colaboración que los funcionarios catalanes habrían ofrecido al secretario de Estado y el resto de ministerios en la primera toma de contacto de la intervención. "Quiero agradecer su colaboración, que no es ni más ni menos que lealtad a la autonomía de Catalunya", ha subrayado la número dos de Mariano Rajoy, tras considerar que se había devuelto "la seguridad jurídica a los empleados públicos". A su juicio, estos habrían recuperado "el sosiego y la normalidad" después de que se hubiera interrumpido la hoja de ruta independentista.

"Juerga para desestabilizar las instituciones"

Podemos tampoco ha tenido suerte extrayendo información del Gobierno sobre la cuestión plurinacional durante la pregunta de la senadora Pilar Garrido. Garrido pedía sobre el encaje de las naciones en el Estado, pero la vicepresidenta se ha vuelto desviando la atención con su "proyecto abrasivo para las instituciones del país" denunciando que se habían sumado "a cualquier juerga para debilitarlas". "El primero que se ha quemado es Podemos, que es una fusión de populismo y de nacionalismo excluyente", se ha burlado sobre la crisis en Catalunya y la dimisión de Albano-Dante Fachin.