Pedro Sánchez clausuraba el congreso federal del PSOE con una proclama inquietante: "Haremos una oposición de Estado para luchar contra los ataques de este Gobierno contra la Constitución". No hablaba de la Generalitat, sino del Partido Popular y las amnistías fiscales, que impedirían la igualdad, o la ley mordaza, que minaría la libertad. Pero en clave catalana escondía la paradoja del cónclave: Sánchez se marcha de iure con la reforma plurinacional -sin referéndum-, pero estará de facto al lado de Mariano Rajoy para impedir las urnas y combatir las "falsedades" del soberanismo.

"No lo compartimos y estaremos delante", ha sido el grito de guerra del socialista a pocos meses del 1 de octubre y después de la llamada a Rajoy hace unas semanas, cuando le prometió que estaría del lado de la ley. Y es que el secretario general ha recordado que su plurinacionalidad solo pasa por "un único Estado y un único soberanismo", ya que es en sentido cultural de la "nación", y no político con derecho a decidir. Así, ha anunciado que hará frente a los argumentos del independentismo y ha puesto ejemplos: la "falsa" idea de que el pacto constitucional de 1978 fue un "engaño histórico", o que Catalunya tendría por derecho un autogobierno amplio.

Pero la crítica encubierta ha alcanzado su concreción con la corrupción, cuando ha lanzado al auditorio que tanto el PP como Convergència, "los dos que gobiernan", eran investigados por el 3%. A Rajoy lo ha acusado después de alimentar la confrontación con la "regresión política y centralista" de los últimos años. E incluso ha equiparado las acciones de los populares con las del independentismo, afirmando que ambos "vivían mejor" en la confrontación que en el diálogo, algo que le ha permitido erigirse como el interlocutor válido. "¡Os queremos, catalanes!", ha gritado al auditorio, apelando al "catalanismo cívico".

Ahora bien, el verdadero contricante del socialista es "la derecha" –decía minutos antes de clausurar el encuentro cantando La Internacional. Por eso, trabajará "incansablemente" para echar a Rajoy de la Moncloa. Eso aísla la duda de que quiera volver a pelearse con Podemos, y de hecho, ha vuelto a apelar a las "fuerzas del cambio" para una mayoría alternativa –aunque Ciudadanos ya ha afirmado que no quiere entrar en el paquete. Y es que el "nuevo PSOE" es en realidad un PSOE "de gobierno, una oposición responsable, seria y rigurosa", en palabras del líder.

 

La lucha interna

El 39º congreso federal del PSOE ha servido a Pedro Sánchez para construir a aquel "nuevo PSOE" que prometió la noche de su victoria. El secretario general ha utilizado la ingeniería del aparato para blindarse a sí mismo y evitar un nuevo 1 de octubre de 2016, fecha en que cayó en manos del sector liderado por Susana Díaz. Esta ha decidido no estar presente durante la ceremonia de cierre de un congreso donde la integración ha brillado por su ausencia. Tampoco ha ido la vieja guardia, después de las malas caras el día anterior, expectantes de su vestido a medida.

En el campo ideológico, Sánchez ha dado el giro "plurinacional" –cultural, sin referéndum– para acercarse a Podemos. En el terreno orgánico, ha restado poder a los comités federales, a través de la aprobación de una enmienda que modifica la forma para elegirlos. También ha quitado a los barones de la ejecutiva. Solo el exlehendakari Patxi López estará presente, en la secretaría de política federal. Por el lado del PSC, estarán la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, el alcalde de Viladecans, Carles Ruiz, y Paco Boya, que fue Síndic de la Vall d'Aran y diputado en el Parlament.

Pero Sánchez ha dado las gracias a Díaz y López por las primarias, aunque esta no estaba para escucharlo. Susana salió el sábado medio llorosa de la reunión que el secretario general mantuvo con los barones. Tras 10 minutos de conversación, no explicó el contenido del encuentro, pero aseguró que su única pretensión era que el PSOE volviera a ganar elecciones. Luego abandonó el plenario con buena parte de su ejecutiva –el lunes tiene un viaje a París– y no votó los documentos políticos. Se ha ahorra así la gloria de Sánchez al subir al escenario y las banderitas.