El president, Carles Puigdemont, ha denunciado esta noche, ante el rey Felipe VI el maltrato que sufre Catalunya por parte del Estado. Ha sido en el marco de la cena de entrega de las medallas de honor de Fomento del Trabajo, que se ha celebrado esta noche en Barcelona, mientras desde la mesa presidencial escuchaba la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y sin perder de vista el auditorio empresarial que ocupaba la sede de la patronal catalana.

"En los últimos años, especialmente desde la aprobación del nuevo Estatut, el Estado ha descuidado sus deberes hacia Catalunya", ha denunciado Puigdemont. A partir de aquí ha acusado a la política estatal de no haber querido resolver los problemas en infraestructuras que sufren ciudadanos y empresas en su día a día; de fiscalizar las relaciones internacionales aunque tengan objetivos comerciales y empresariales; de judicializar cualquier iniciativa política, especialmente aquellas encaminadas a escuchar a la opinión ciudadana. "No hace caso de la voz de los ciudadanos, condición indispensable para poder tener un diálogo fructífero, como deseamos, y un sistema legal de base democrática", ha lamentado.

Previamente, Puigdemont ha hecho repaso de la situación económica catalana y la posición de liderazgo empresarial y económico de Catalunya en el marco español. Ha recordado que, con el 16% de la población, Catalunya genera cerca del 20% del PIB español, que lidera la creación de ocupación y reducción del paro o que las empresas catalanas suponen el 26% de las exportaciones, que llega al 29% cuando se trata de exportaciones de alto contenido tecnológico. "Este liderazgo empresarial y económico lo hemos ejercido sin las herramientas adecuadas", ha reprochado.

"Ni resignada ni conformista"

En este punto ha subrayado que Catalunya ha sabido empujar la economía sin políticas fiscales propias, sin opción a regular un mercado laboral para adaptarlo a la propia realidad empresarial, sin alternativa a una regulación energética que penaliza los territorios eminentemente industriales... "Y obviamente sin el efecto capitalidad", ha remachado.

"¿Se imaginan dónde podríamos llegar si puertos y aeropuertos contaran con una gestión autónoma, como sucede en el conjunto de Europa; si el Corredor Mediterráneo no fuera un papel sino una realidad o si nuestro estado del bienestar contara con una financiación justa o si las promesas de inversión se hubieran cumplido?", ha interrogado.

El president ha cerrado su contundente intervención de a penas cinco minutos advirtiendo que los presentes demuestran que Catalunya "no es una sociedad ni resignada, ni conformista" y que "quiere progresar" a partir de los ejemplos del liderazgo social, cívico y empresarial.

Felipe VI: "Un día relevante para España"

Las palabras del president no han provocado especial impresión en la intervención del monarca, que al tomar la palabra no ha hecho ni una sola referencia a la situación en Catalunya. Felipe VI ha evitado hablar sobre política catalana o sobre el debate independentista. Ni tan siquiera con alguna referencia de refilón.

De hecho, ha empezado su intervención proclamando que "hoy es un día relevante para España", en referencia a la apertura solemne de las Cortes que se ha celebrado esta mañana en Madrid. Ha sido su única referencia política.

Aparte de esta introducción, se ha limitado a abordar de forma general la situación económica y a lanzar apelaciones a los empresarios a apostar por la internacionalización de la economía. Ni siquiera alguna referencia al discurso que él mismo había protagonizado esta mañana en Madrid reclamando diálogo pero dentro de los límites que marca la ley.

Soraya, en silencio

Quien no ha intervenido en ningún sentido ha sido la vicepresidenta española. Si hace tres años, la voluntad de Sáenz de Santamaría de cerrar este mismo acto y pasar por delante del president de la Generalitat en el protocolo provocó una plantada de Artur Mas, hoy la número dos del Gobierno español ni siquiera ha tomado la palabra. Se ha limitado a asumir su función como ministro de jornada para acompañar al monarca.