El nacionalismo como vía para alcanzar "más autogobierno" en un marco de "soberanía compartida". Esta es, a grandes rasgos, la hoja de ruta que dibuja el lehendakari Iñigo Urkullu ante una legislatura que tiene como principal objetivo reformar el Estatuto de Gernika de 1980, pero sin ir más allá del actual marco constitucional y dejando atrás toda veleidad independentista.

Es en este contexto que Urkullu ha querido dejar claro que el PNV, a día de hoy, no tiene ninguna intención de avanzar hacia la independencia. De hecho, ya lo hizo durante el debate de investidura, cuando aseguró que el pacto con el PSE evitaba emprender "el camino de la independencia" tal como proponía EH Bildu, pero este domingo, en una entrevista en el diario El País ha remachado este mensaje: "En un mundo globalizado, la independencia es prácticamente imposible".

"El concepto de independencia es del siglo XIX", ha añadido Urkullu, de quien hoy publican entrevistas también los diarios El Correo, El Diario Vasco, Gara, Berria, y los del Grupo Noticias, donde Urkullu asegura que su objetivo no va más allá de conseguir más cuotas de gobierno para "desarrollar las potencialidades del país en una soberanía compartida".

De hecho, el presidente vasco se muestra más partidario del "derecho a la ciudadanía a ser consultada" que al concepto del "derecho a decidir", asegurando que su idea de ejercer este derecho es la de "reconocer Euskadi como nación, además de un sistema efectivo de garantías y la capacidad de consulta a los ciudadanos", eso sí, excluyendo de entrada "la unilateralidad", para no caer en un nacionalismo "aislacionista o excluyente".

Es a partir de aquí que Urkullu calcula que el año 2019 ya podría tener acordado en el Parlamento vasco un nuevo estatuto, de cara a empezar la negociación con Madrid para su aprobación definitiva.

El plan Ibarretxe iba mucho más allá

El posicionamiento del PNV, ahora claramente enfocado a profundizar en el autogobierno dentro del actual marco constitucional, marca un cambio de tendencia de una formación que la última vez que defendió una reforma estatutaria lo hizo a partir del llamado Plan Ibarretxe –en honor a su impulsor y entonces lehendakari–, a partir del año 2001 y hasta el 2005, cuando fue finalmente desestimado.

En aquel proyecto, mucho más ambicioso desde el punto de vista soberanista, se preveía un reconocimiento más explícito del pueblo vasco, el reconocimiento del derecho a la autodeterminación y la posibilidad de llegar a acuerdos con Navarra e Iparralde.

Rebaja de las reivindicaciones

A día de hoy sin embargo, el PNV ha rebajado el tono de sus reivindicaciones, aunque todavía se sostenga la necesidad "de resolver satisfactoriamente las reivindicaciones nacionales de Euskadi y Catalunya", eso sí, "en el ámbito peninsular", tal como ha recordado este mismo fin de semana el responsable de Relaciones Institucionales del PNV, Koldo Mediavilla.