Desde que los últimos casos de corrupción salpicaron a algunos miembros del Gobierno, Madrid se instaló en una especie de mantra silencioso que repetía una y otra vez: existe una alternativa a Mariano Rajoy. Podemos presentó una moción de censura al gallego. El secretario general Pedro Sánchez ganó unas primarias en contra del "PSOE de la abstención", y se decía que en la Moncloa temían perder el poder cuando su rival reconstruyese la formación. Pero conforme la situación evoca poderosamente la ingobernabilidad del 2016, la negativa de Sánchez al referéndum vuelve a emerger como el escollo para "echar a Rajoy".

Sánchez no está dispuesto a dar apoyo a la convocatoria del referéndum, recuperado el trono de Ferraz. Su prioridad pasa ahora por la reconstrucción de un partido roto y ha hecho dos movimientos para conseguirlo. Primero, negar la entrada de barones en su ejecutiva, y segundo, prometer que habrá paz en los gobiernos autonómicos, si estos le garantizan un 39º Congreso federal tranquilo. Con el reto de convencer a líderes susanistas, como el extremeño Guillermo Fernández Vara, o el castellanomanchego Emiliano García Page, la apuesta para Catalunya es "diálogo sin desprecio", y una reforma federal de la Constitución, pero que "perfeccione" el carácter plurinacional del Estado.

El hecho es que la pacificación del mar socialista impide a Sánchez en el corto plazo dar apoyo a la moción de censura de los podemitas –que se debatirá los días 13 y 14 de junio en el Congreso–, y también, presentar ninguna otra. Es la oferta que le hizo el líder de Podemos, Pablo Iglesias, en una llamada que mantuvieron el lunes. Iglesias dice ante de las cámaras que la comunicación se mantiene, pero sus afines explican a sus espaldas que "dudan" de Sánchez. La socialista Margarita Robles, por su parte, ya ha avisado de que no votarán a favor de la propuesta de los rivales.

Ante un fracaso inminente de la oposición que sirva para legitimar a Rajoy, Compromís recreó este jueves un espejismo. El portavoz Joan Baldoví instó la formación morada a retirar la moción, al menos hasta que Sánchez acabe la tarea de reconstrucción del PSOE. A su vez, exigió al nuevo secretario general "un gesto" para certificar que no andaba de farol. Pero Podemos no cede, y llevará hasta el final una iniciativa que fuentes del PDeCAT ven como una forma de arrinconar al PSOE y erigirse como la "única alternativa" al PP.

Lejos de que en Ferraz necesiten tiempo, la falta de alternativa radica en la negativa de Sánchez al referéndum. Los demócratas se emplazaron a conversaciones con Podemos para analizar la propuesta de censura de Iglesias, pero ven con recelo que rece "derecho a decidir" y no "referéndum". Tampoco se fían de una moción de Sánchez, pues creen que con Catalunya, "no será muy diferente" de lo que hubiera sido Susana Díaz, dicen fuentes de la formación. Desde de ERC sí darán apoyo a Podemos, pero aseguran que Sánchez "nunca" aceptará reconocer la "nación" política y el referéndum.

Por ello, en Moncloa respiran tranquilos ante un déjà-vu –esto ya lo he visto– de dimensiones colosales. Rajoy quiere el apoyo del PSOE en el tema catalán y descarta adelantar las elecciones generales. Motivos no le faltan. Las cesiones con la cuota vasca le garantizan el apoyo del PNV al menos durante toda la legislatura, para los presupuestos. El de Ciudadanos también, a pesar del tsunami de casos de corrupción en el Partido Popular, se mantendrá intacto, porque la formación de Albert Rivera prioriza la estabilidad. Y entre los dos partidos canarios –Coalición Canaria y Nueva Canarias– reina la paz: la Moncloa se ha volcado con el diputado Pedro Quevedo (NC) con cesiones que le permitan diferenciarse de su rival en las islas para aprobar las cuentas de 2017.

Ya lo decía Cicerón: aquellos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Y con Sánchez podría pasar similar. La moción de censura debe tener una mayoría alternativa detrás, y el voto favorable de los independentistas volvería a ser la clave del entramado. Como en 2016, donde el referéndum fue la condición que se mantiene hasta otoño de 2017.