Si el leitmotiv del president Carles Puigdemont cuando visita Madrid es el diálogo, el del expresident Artur Mas es el sentido de Estado. En esos términos se ha pronunciado Mas en un desayuno celebrado en la capital española. El político catalán ha asegurado que Catalunya siempre había actuado "sin postureo", "ni buscar nada a cambio". La respuesta del Estado habría sido la Operación Catalunya, o los juzgados. Así cree que es difícil un referéndum pactado, aunque España podría ceder a un acuerdo "pase lo que pase" por la movilización ciudadana, y los motivos económicos, o internacionales.

"El acuerdo final dependerá de la solidez del proceso, de la voluntad de los ciudadanos. Habrá un punto en que nadie querrá que todos salgan perjudicados", ha dicho Mas. El político catalán se ha basado en la idea de que cuánto más se opte por la "judicialización", más se dañará a las instituciones catalanas y eso avivará más el malestar. "¿Cómo puede un Estado democrático enfrentarse a una movilización pacífica y democrática?", se ha preguntado sobre la respuesta que el gobierno español, quien estaría "detrás" de las imputaciones contra él y las exconselleres Irene Rigau y Joana Ortega.

En el plano económico, Mas ha retomado un punto habitual del vicepresident y conseller d'Economia, Oriol Junqueras, para justificar que habría acuerdos al final del procés. Es el del interés de un país dependiente de los mercados porque está "muy endeudado" de poner condiciones a la salida de Catalunya. "Imaginen la creación de un Estado Catalán. España perdería casi un 20% del PIB y se quedaría con el 100% de la deuda pública", ha advertido ante un público de diplomáticos, ningún representante del Partido Popular, pero sí ante su antiguo homólogo, José Montilla; el líder de ERC, Joan Tardà; el del PDECat, Francesc Homs, o Aitor Esteban, del PNV.

Precisamente, como una alegoría a la "falta" de proyecto y de diálogo que defiende que tendría el Estado, Mas ha saludado a Montilla al inicio a de la intervención. El gesto recordaba a la vez en que Mas levantó media sonrisa durante la Copa del Rey, cuando el estadio silbaba y el monarca Felipe VI se mantenía de pie. Montilla se lo miraba y eso le ha servido a Mas para acentuar la vez en que el Tribunal Constitucional tumbó el Estatuto de autonomía el año 2010. El propio moderador ha alentado la complicidad entre ellos, cuando ha invitado al antiguo líder del PSC a intervenir "por alusiones", pero este ha hecho que no.

"Poner las urnas"

Mas se ha enfrentado a las preguntas del público por su procesamiento. El expresident se ha comprometido a llevar su causa incluso si hace falta a los tribunales europeos para defender que no habría delito por "poner las urnas" del 9-N. Esta es la respuesta que ha criticado por parte de un Estado que ha utilizado "una operación Catalunya para desprestigiar, montar dossieres falsos. Una operación para destruirla", ha afirmado sobre las escuchas del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. "Creo que la semana que viene tiene que llegar presidente, pero el ministro del Interior no tiene que llegar", ha dicho sobre si debía dimitir.

En contraposición a esa vía, el catalán ha defendido el pactismo. Ha dado el visto bueno a un acuerdo PSOE-Podemos, pero con una participación del PDECat o ERC siempre supeditada al referéndum, "que no es renunciable". Según Mas, esta entente habría permitido reducir el malestar con Catalunya. Aun así, no le parecería suficiente, comparada con lo que los políticos británicos Ed Miliband, o Nick Clegg hicieron cuando viajaron a Escocia a ofrecerle un proyecto. "¿Se imaginan a Albert Rivera, Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy haciendo eso?", ha dicho entre risas del público.

Por eso, Mas ha reivindicado el "sentido de Estado" de los catalanes durante la recesión económica, donde no pidieron "ni un euro". Así ha lamentado que la respuesta de Moncloa no hubiera sido favorable y recíproca cuando él llevó sus 23 puntos a Rajoy para negociar, como tampoco cuando lo ha hecho Puigdemont, o las veces que éste ha pedido pactar la pregunta del referéndum y la fecha.

Es aquí donde ha reivindicado el papel de la CUP para garantizar la continuidad del procés. Con la formación anticapitalista cree que la relación siempre tiene "un punto de preocupación importante" y ha considerado que no tendría sentido darle la confianza en septiembre al gobierno catalán para retirarle en los presupuestos más adelante. Así y todo, considera que prosperarán.