El paso del mayor Josep Lluís Trapero por la sala de plenos del Tribunal Supremo no habría sido más espectacular si hubiera aparecido sobre una furgoneta de la Brimo. El mayor ha dejado ir con una sorprendente parsimonia que tenían preparado un plan para detener al president, Carles Puigdemont, y a los miembros del Govern, y que el 27 de octubre, entre las 13'30 y las 14 horas, llamó a la fiscalía y al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya para ponerse a disposición de los órganos judiciales si "ordenaban algún tipo de acción".

Trapero, que ya había hecho esta explicación en la Audiencia Nacional donde está encausado, ha revelado en público estos movimientos de los Mossos a preguntas del abogado de Joaquim Forn, Xavier Melero. Sus palabras han provocado un vacío de silencio en la sala, mientras el interrogatorio de la defensa conseguía introducir una inmensa grieta en el supuesto entramado de complicidad entre el Govern y los Mossos en que se sostienen buena parte de los argumentos de las acusaciones.

No sólo eso, el mayor, además de hacer evidente que ni el juez ni la fiscalía ordenaron ninguna acción ante la declaración del día 27 de octubre a pesar de que los Mossos hacía dos días que tenían preparado un dispositivo, ha ido ventilado las diferencias con el Govern sobre la forma como se estaba conduciendo el procés independentista. Incluso, ha reprochado "un punto de irresponsabilidad" por parte del conseller Forn.

Con todo, las defensas han conseguido mantener las riendas de la comparecencia. Lo han hecho apropiándose del mismo artículo 708 de la ley de Enjuiciamiento Criminal que esgrime al presidente del tribunal, Manuel Marchena, cada vez que quiere eliminar como si fueran moscas molestas las preguntas que considera impertinentes. Con este argumento y gracias a la ineficaz actuación de Vox, el fiscal no ha podido preguntar a Trapero sobre nada que no hubiera planteado previamente la acusación popular, que es quien había citado al testigo.

Los repetidos intentos del fiscal, Javier Zaragoza, de interrogar sobre las reuniones que mantuvieron Puigdemont y Forn con la cúpula policial los días 26 y 28 en el palau de la Generalitat han sido inútiles. Vox no había preguntado sobre estas reuniones y el resto de las acusaciones tampoco podrían hacerlo. Así lo ha decidido el tribunal por unanimidad después de deliberar al respecto aprovechando el receso de la comida. Y así se ha hecho aunque el fiscal ha intentado saltarse el veto hasta el último momento.

El abogado de Forn se ha reservado las preguntas sobre aquella reunión cuando ha llegado el turno de las defensas. "Yo sí puedo preguntar porque Usted es mi testigo", ha argumentado.

Lo que no se esperaba Melero es que, después de neutralizar a la fiscalía, Marchena justo antes de dar por acabado el interrogatorio recuperaría aquel mismo artículo 708 para recordar que en su párrafo dos dice que el tribunal puede interrogar si algún aspecto no ha quedado suficientemente claro durante la declaración y hay que "depurar hechos".

Las defensas se han removido en las sillas y la abogada del mayor, Olga Tubau, se ha llevado las dos manos en la cabeza para arreglarse el pelo blanco cuando el presidente de la sala ha interrogado a Trapero sobre el contenido de aquellas reuniones de la cúpula policial con el president, el vicepresident y el conseller de Interior.  "¿Qué preocupación motiva que convoque o exprese el deseo de que esta reunión se produzca?", ha preguntado Marchena.

Y el mayor ha concentrado en una última intervención la cascada de reproches y diferencias con la estrategia del Govern, que no paraba el procés político a pesar de los requerimientos judiciales. "Les emplazamos a cumplir la legalidad y les dijimos que nosotros la cumpliríamos, que no se equivocaran con nosotros", ha narrado, además de explicar que querían la presencia de Carme Forcadell, que no asistió, porque su intención era dejar claro que "el cuerpo de Mossos no iba a romper la legalidad y la Constitución" y que no acompañaban el proyecto independentista.

Las palabras de Trapero han ido estallando en la sala como ráfagas que rebotaban en las paredes. El mayor finalmente podía explicar en público y en sede judicial la tensión que vivió con el ejecutivo a raíz de una situación que como él mismo ha explicado les estaba situando en posiciones en que corría "riesgo personal" ante la justicia.

Sin que nadie lo interrumpiera y ante la sorpresa de los presentes, que unos instantes antes pensaban que habían escuchado todo lo que se tenía que oir, Trapero ha soltado las inquietudes que en aquel momento le preocupaban a él y a los responsables del cuerpo. Incluso la secretaria judicial que acompaña a los testigos, que estaba de pie, preparada para acompañarlo a la salida, se ha quedado congelada para no cortar aquella declaración desbordante.

"Y me parece que no me he dejado nada", ha acabado.

Después de un momento de duda y ante aquel festival de explicaciones, Marchena ha preguntado a las defensas si querían hacer alguna otra pregunta ante aquel nuevo testimonio. Melero ha vuelto a pedir lo que ya había preguntado: "Después de esta exposición, los miembros del Govern hicieron alguna recriminación, reproche o directiva en contra?". "Hagan el trabajo que tengan que hacer. Esta fue la respuesta", ha respondido. Ha sido la última endanada de las defensas contra el entramado de las acusaciones.