Los restos del general golpista José Sanjurjo (1872-1936), que fueron exhumadas en noviembre del Monumento de los Caídos de Pamplona, se han trasladado al Pabellón de Héroes Regulares del cementerio de Melilla. El presidente de Melilla y dirigente del PP, Juan José Imbroda, quien hace unas semanas tildó a los independentistas de "pirados", ha creado mucha controversia por su presencia al acto de recuerdo.

La presencia del máximo dirigente de la comunidad autónoma de Melilla ha causado una fuerte polémica, no sólo por su asistencia, sino también por cómo se hizo. La ceremonia se hizo de manera secreta para evitar la difusión. Imbroda asistió a la inhumación del cuerpo acompañado del comandante general de Melilla, el general Fernando Guitiérrez, y de una comisión de militares.

Después de la publicación de la noticia, y con el fin de salir del paso de la polémica, la Comandancia General de Melilla ha difundido un comunicado donde asegura que en la segunda inhumación de Sanjurjo "no se hicieron honores militares". Los restos del golpista fueron trasladados hasta Melilla a bordo de un helicóptero del Ejército de Tierra. Sin embargo, y según la Comandancia de Melilla, el trayecto no tuvo un coste adicional, porque el helicóptero tenía que hacer de todos modos este trayecto.

El senador por Navarra de la Coalición Unidos Podemos Iñaki Bernal ha presentado una pregunta para el pleno. En ésta solicita a la ministra de Defensa si considera que está cumpliendo la Ley de memoria Histórica con la presencia de militares en un acto como éste.

El popular Imbroda ya causó revuelo la semana pasada, cuando en un mensaje en Twitter, tildó a los independentistas de "pirados". Según el presidente de Melilla, la reivindicación independentista es una reclamación "pesada" que no lleva "a ningún sitio". "Que pesado eso de los 'pirados' independentistas de Catalunya. Harto de viajes hacia ningún sitio. ¡Insufribles! ¡Puff!!", escribió en un mensaje en su cuenta oficial de Twitter el también senador por Melilla. Más tarde todavía causó otra polémica al invitar al economista Sala-i-Martín a gritar "¡Arriba España!".