El día después de que Carles Puigdemont anunciara que existía otra "solución" a la independencia, ERC y el PDeCAT cerraban filas en el Congreso de los Diputados con el presidente asegurando que sus palabras no suponían una renuncia, sino una voluntad de buscar las condiciones óptimas en la consecución del camino hacia la independencia, ante el temor a una nueva "represión" por parte del Estado español –como la que se habría producido durante las cargas policiales del 1 de octubre– y la necesidad de constatar una mayoría social con las elecciones del 21 de diciembre.

"No habrá renuncia al horizonte de la independencia. La aspiración en el Estado propio ha llegado para quedarse, pero si tenemos que aprender una lección es que necesitaremos más tiempo por reforzar las mayorías sociales que nos acompañan en este objetivo. Las fuerzas soberanistas han de acompasar sus ritmos a la realidad de los hechos" decía Campuzano a los periodistas sobre si se aparcaba a la finalidad del Estado propio, o la forma como eso quedaría materializado en el programa electoral de la lista Junts per Catalunya, con representación del PDeCAT y otros líderes sociales.

El demócrata defendía a Puigdemont pues "siempre" había habido alternativa al independentismo. "Si hubiéramos celebrado un referéndum acordado las fuerzas estatales habrían podido incluir sus propuestas, pero no ha sido así. Hoy PSOE, Partido Popular y Ciudadanos se plantean un retroceso con la reforma constitucional y nada atractivo" para los ciudadanos defensores del soberanismo, decía el día antes de que se constituya al Congreso la comisión de estudio para la reforma de la Carta Magna, que da por "muerta" ante la aplicación del 155 y los "presos políticos", en alusión a los consellers.

En consecuencia, Campuzano volvía a apostar por un espacio donde se abordara exclusivamente el tema catalán y no solamente el territorial en sentido amplio –cómo propuso Francesc Homs en enero de 2016– y apelaba a la autocrítica por parte de las principales fuerzas políticas en el Congreso. "Me gustaría ver autocrítica para todos, por parte PP con la recogida de firmas del Estatut, o el tancredismo de Rajoy con la cuestión catalana, también del PSOE, cómplice de la situación, y Cs, una fuerza extremista que tira más leña al fuego para que queme más" denunciaba.

En una línea similar se presentaba el líder de ERC Joan Tardà, quien defendía la "madurez" y "responsabilidad" de Puigdemont y el Gobierno destituido, tras observar la "represión" del Estado con las cargas del 1-O. "Es cierto que se declaró la independencia y se proclamó la República, pero no se implementó fundamentalmente porque no estábamos predispuestos a poner en riesgo la seguridad de los ciudadanos" decía sobre las declaraciones de algunos consellers en alusión en que faltó la capacidad para traducir los votos de los ciudadanos en acción política y legal.

Comisión para investigar el 1-O

"Si para poner las urnas la ciudadanía fue golpeada, ¿qué habría podido pasar si el Gobierno de Catalunya hubiera salido al balcón a proclamar la República"?, se ha preguntado Tardà después de que ERC y PDeCAT hayan anunciado que registraban una comisión para investigar el 1-O. Eso pasa después de que el Gobierno decretara secreto oficial el operativo policial la semana anterior. Por ese motivo, el republicano ha vuelto con que "antes que independentistas" son "demócratas" y "antes que demócratas, buena gente," y por eso, "el proceso será pacífico o no será" ha insistido.

Tardà también se ha sumado a la necesidad de una mayoría social para alcanzar la independencia, como había apuntado Campuzano. "Catalunya será independiente si hay una voluntad mayoritaria y perseverante de los ciudadanos a querer ser independiente. Si esta mayoría no existe, nunca lo será", ha añadido. En este sentido, ha señalado las elecciones del 21-D como una oportunidad para "alcanzar una mayoría de sufragios, de pasar el 50%", ha dicho cuándo se le ha pedido que determinara en qué porcentaje de votos se tendría que situar esa mayoría que haría posible el Estado propio.

"Al final quien manda son los catalanes, si lo quieren lo tendremos y si no lo tenemos a seguir luchando que llevamos muchas generaciones intentándolo", ha cerrado.